¿Le hubiera ido mejor a Cáceres en su carrera por el 2016 si en lugar de su mastodóntica obra de reforma de la plaza Mayor hubiera apostado sin reservas y con mayor énfasis por la innovación? Puede que sí. El proyecto que desde principios de legislatura maneja la Concejalía de Innovación plantea tres ideas que bien podrían haber seducido a Europa.La primera, recuperar el decadente poblado minero de Aldea Moret, amenazado por la ruina y la marginación, ejemplo de la floreciente arquitectura industrial cacereña del siglo XIX, para convertirlo en núcleo de empresas innovadoras.La segunda, hacer de la Ribera del Marco un foco de creatividad, innovación y sostenibilidad en lo que fue aquel rico caudal de agua, huertas, tenerías y almazaras que abastecieron durante siglos a la ciudad. Y la tercera, impulsar el campus universitario para avanzar en ciencia e investigación.Vivimos en una sociedad obsesionada por el ladrillo, una sociedad que en ocasiones no repara en que tan importantes son tres ideas como una obra mastondóntica. Si cambiamos el chip puede que no sea tarde para seducir a Europa.