Si una cosa me gustó del gobierno de Carmen Heras, y hubo muchas, fue la capacidad que la socialista tuvo (sí, socialista aunque su partido le diera el injusto pasaporte del olvido), de hacer que la ciudad recobrara la ilusión en torno al proyecto Cáceres 2016, una iniciativa que aspiraba a conseguir situarnos ese año como Capital Europea de la Cultura, lo que se vino en llamar la capitalidad. Y aunque finalmente nos ganó San Sebastián, lo cierto es que los cacereños vivimos como causa común un maravilloso anhelo.

De todas las actividades programadas, la más novedosa se bautizó ‘Cáceres a punto’ y consistió en la instalación de puntos de colores que se colocaron en los balcones. Fue tal la repercusión, que como si de una romería se tratara, los edificios se llenaron de círculos y nunca una idea tan sencilla había resultado tan brillante y original. Todos los cacereños nos involucramos y hoy presumimos de haber puesto en aquel momento nuestro granito de arena para que Cáceres fuera capital cultural, aunque no lo lograra.

Recuerdo otra acción memorable. Aquella de ‘Cáceres te abre las puertas, no importa de dónde vengas...’ en la voz de la cantante Estela agitando corazones y globos en el Bombo de Cánovas en la mayor demostración de apoyo ciudadano que la propuesta recibió en sus siete años de historia. Con imaginación y utilizando las redes sociales, los jóvenes que organizaron el acto, que contó con el patrocinio de EL PERIODICO, lograron atraer a cientos de ciudadanos de todas las edades para que dieran el último empujón a la candidatura.

La crónica de ese día del periodista Carlos Ortiz decía así: «No hizo falta un despliegue técnico espectacular. Tampoco estrellas mediáticas. Valió la ilusión de unos pocos para gritar con fuerza que Cáceres se merece la capitalidad. ‘Todos somos Cáceres 2016, todos somos la fuerza de su abrazo’, proclamó el poeta José Cercas», antes de que Estela pusiera tanta emoción en la garganta dedicándosela a su ciudad, la más maravillosa del mundo. Aquella tarde, los globos rojos de Cáceres 2016 echaron a volar con el deseo de que la fuerza del abrazo colectivo hiciera realidad un sueño.

Algo parecido ocurrió un 21 de enero de 2007 cuando El Desván del Duende transformó en una fiesta el Bombo, último escenario para la grabación del videoclip de su canción ‘Macetas de colores’, que sirvió de promoción a esta banda extremeña y a la candidatura cacereña. El concierto, preparado con mimo para la ocasión, empezó y acabó con el poético estribillo del hit del grupo: «Siento que la vida es diferente aquí, busco el color de tu mirada, la luz que invento, la luz que salta, el sueño que se abalanza». Fue emocionante.

Saco a colación todo esto porque el pasado lunes conocimos la noticia de que la localidad cacereña de Guadalupe, de 1.900 habitantes, se ha alzado con el premio de la marca de bombones Ferrero Rocher para que La Puebla, cuyo imponente monasterio es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sea el escenario desde donde Tele 5 retransmitirá las campanadas de Nochevieja, conducidas por Jesús Vázquez y Paz Padilla. De esta forma, el municipio se convertirá en un escaparate nacional, en horario televisivo de prime time, que le dará una publicidad sin precedentes.

Pequeñas grandes ideas

A mí, sinceramente, me ha dado mucha envidia sana lo de Guadalupe, donde los vecinos, todos a una, han apoyado este proyecto. Una pequeña idea, la de presentarse a un concurso, que no requiere de grandes inversiones, que se le ocurrió al alcalde Felipe Sánchez, y que finalmente se ha llevado el gato al agua. En eso consiste el mérito y, también, la gestión. No estaría de más que el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, fijara su mirada en objetivos de este tipo, y pensara que en política la ilusión ciudadana mueve montañas y que Cáceres tiene mucha falta de un golpe de efecto que implique a la comunidad en una sola causa.

Hoy todo el mundo habla de Guadalupe. En las redes sociales la noticia publicada por este diario fue compartida y celebrada por miles de personas y el 31 de diciembre España estará pendiente de este pueblo, que desde su lejanía, sus escasas comunicaciones y pocos recursos, ha conseguido lo que nadie hasta ahora: que nuestra región suene con fuerza el último día del año.

La iluminación navideña de Ferrero Rocher y el galardón como traca final de las uvas, ha desplazado a miles de turistas a Guadalupe, atraídos por su monumentalidad, gastronomía y hospitalidad. Pero es que Guadalupe tenía estas cualidades desde hace mucho tiempo, lo que ocurre -y no nos engañemos- es que la tele hace milagros.

Aquí, en Cáceres, seguimos sin embargo con la anodina Navidad de hace años y años. Nada nuevo bajo este cielo de diciembre. Han puesto en Cánovas un mercado navideño que tiene de todo menos de navideño. Está lleno de bolsos, colgantes y garrapiñadas, pero son los mismos puestos, o parecidos, que traen para la Feria de Mayo. Por favor, ¿a nadie se le ocurre no solo mirar a Guadalupe, sino a Sevilla o Alemania. Echar un vistazo por los mejores mercados navideños del mundo e importar alguna idea?

Exactamente es lo que hacen falta: ideas. Porque era necesario un cambio de rumbo en el ayuntamiento, porque el poder del PP se desgastó, porque con Salaya apareció esa ilusión, aunque no acaba de materializarse. Nos dijeron, por ejemplo, que el proyecto estrella de esta legislatura sería la Ribera del Marco, y resulta que solo existe una partida presupuestaria de 5.000 euros. ¿Alguien se cree que con eso se podrá impulsar realmente la Ribera, hacer que fluya el río de Cáceres como se merece y convertirla en una referencia de empleo, ocio y medioambiente?

El Cacereño y Robe

Y luego está el Cacereño, que eliminó al Alcorcón en la Copa del Rey, y que fue una alegría. Seamos sinceros, ¿cómo es posible que al partido acudieran solo 2.362 personas, según los datos de la organización, de los 96.720 habitantes que somos en Cáceres? Es decir, solo 2,4 de cada cien vecinos presenciaron ese encuentro, una cifra ridícula. Y es verdad que habitualmente, y siendo muy generosos, al campo suelen ir 1.100 aficionados y ese día se duplicó la grada. No rematamos. Y no lo hicimos porque la competición no se vendió institucionalmente como foco de atracción. Al contrario, pasó de puntillas. Menos mal que está El Periódico Extremadura, que le dio su foto de portada con el titular: ‘Campanada del Cacereño’.

Pero que el periódico lo diga porque lo dice la ciudad entera, que de verdad algún día demos la campanada. Y que no vendamos como propia una actuación de Extremoduro porque se corre el riesgo de que nos tilden de ignorantes. ¿Qué opina de lo que ha ocurrido con el anuncio del concierto en Cáceres? Le preguntó una periodista el jueves al líder del grupo, Robe Iniesta, en una rueda de prensa en Madrid, tras la confusión de los seguidores al desvelar el alcalde, antes del anuncio de despedida de la banda, que se les había solicitado el recinto hípico para actuar el 20 de junio. A lo que Robe respondió: «Quiero creer que no hacen estas cosas por maldad sino por ignorancia, porque solo están mirándose su propio ombligo. Si algún promotor hubiera salido perjudicado porque este señor (en alusión a Salaya) se haya querido apuntar un gol que no ha marcado él pues seguramente hubiéramos tenido que cambiar el concierto de ciudad como ya hemos tenido que hacer otras veces».

Después de esto, me voy a La Chimenea, que está en la calle Hernández Pacheco, donde Martín Carrasco ha puesto un belén que ha hecho él mismo demostrando que es un ejemplo de superación. El bar lo lleva Jesús María Nieto: no falta mi Estrella Galicia ni las manos en la cocina de Clara Rodríguez, que siempre cuida mi paladar en estos días de Navidad. Mañana, atentos a la lotería, please.