La domótica permite encender el aspirador de casa desde el móvil o programar la temperatura antes de llegar a casa. Ahora, estas aplicaciones tecnológicas de gran utilidad para la vida diaria también llegan a los monumentos cacereños, que forman uno de los conjuntos más reconocidos internacionalmente. Y lo hacen para ayudar sobre todo a su conservación. El Ayuntamiento de Cáceres ha instalado en cuatro edificios emblemáticos más de sesenta sensores con distintas funciones: unos permiten regular la temperatura y la humedad, otros posibilitan el encendido del tramo de muralla visitable, otros mantienen calefactados los bancos de Santa María si hay feligreses sentados...

Se trata de una parte del ambicioso proyecto ‘Cáceres Patrimonio Inteligente’, que en su conjunto supone nada menos que 1,8 millones de euros aportados desde el Ministerio de Industria con cofinanciación municipal. Es costoso porque realmente es único y el Gobierno lo sufraga para que sirva de modelo posterior a otras ciudades. Además de las cámaras, tarjetas turísticas, nuevas apps y beacons, el programa incluye la instalación de sensores en cuatro monumentos como son el Museo Municipal, la cripta de la Preciosa Sangre, la Torre de Bujaco y la concatedral de Santa María. Además, ha ubicado sensores de conteo de público en 18 edificios históricos.

Estos sensores son prototipos para ensayar, aprender y empezar a sacar conclusiones del estado interior de los inmuebles, que servirán tanto a Cáceres para planificar una mejor conservación de su patrimonio, como a otras ciudades que podrán importar estas experiencias. Pero además, Cáceres incorpora ya algunas funciones concretas fruto de la información de esos sensores. Por ejemplo, en la cripta de la Preciosa Sangre, que alberga el Centro de Divulgación de la Semana Santa. «Allí, los sensores no solo permiten conocer continuamente el estado de humedad y temperatura, sino que se han programado las instalaciones de la cripta para que respondan a esa información: la calefacción sube si se detecta una bajada de la temperatura, o el extractor se activa si aumenta la humedad. En definitiva, el sistema permite mantener el confort a cualquier hora sin que tenga que intervenir el personal», explica Javier Sellers, director del Consorcio Cáceres Ciudad Histórica, que colabora con estas actuaciones.

Y es que el patrimonio no se puede reemplazar. Las nuevas medidas facilitan la detección de los deterioros y de los factores que los provocan, y por tanto permiten la puesta en marcha de medidas que mejoran la conservación de palacios y templos, sin tener que acometer sucesivas restauraciones. De ahí la importancia de esta tecnología, pionera en Cáceres, que el ayuntamiento aplica en colaboración con la Fundación Santa María la Real, de Castilla y León, con larga experiencia en el cuidado del patrimonio. «La domotización de los monumentos permite mejorar su mantenimiento. Siempre resulta más adecuado y económico conservarlos que someterlos a rehabilitación», precisa Sellers.

Concretamente, el sistema que se utiliza es el MHS (Monitoring Heritage System). Los sensores monitorizan la información y la envían directamente a internet, de modo que el ayuntamiento conoce a cada instante estos datos y puede interactuar con el monumento poniendo en marcha los dispositivos necesarios. En el caso de la cripta de la Preciosa Sangre ni siquiera hace falta. Los propios sensores ya están conectados a los dispositivos y accionan la calefacción y los extractores si es necesario.

Sin obras ni cables

Lo mismo ocurre en la Torre de Bujaco, donde los sensores detectan la presencia de público en la zona visitable de la muralla, hasta la Torre de los Púlpitos, un tramo bastante amplio. Cuando hay visitantes, se enciende la iluminación, cuando no los hay, se mantiene apagada. «En este caso no se trata tanto de ahorrar luz (hace poco se introdujeron nuevos led de bajo consumo) como de lograr esa interacción. Puede parecer fácil hacerlo en una vivienda, pero en monumentos tan grandes y dispersos, con semejantes muros, lo complicado es lograrlo», matiza Javier Sellers.

Y es que se trata de un sistema inalámbrico, sin cables ni obras, de ahí el avance de conseguir su funcionamiento entre sólidos y gruesos edificios centenarios. Así se ha procedido también en el Museo Municipal de Cáceres, que ocupa la Casa Mirón (sus orígenes se sitúan en el siglo XVI), ubicado en la plaza de Publio Hurtado. Los sensores instalados de humedad y temperatura monitorizan el ambiente y hacen posible conocer los parámetros básicos para vigilar la buena conservación de las salas, que albergan obras de entrañable simbología para la ciudad. Además se han instalado sensores de presencia que garantizan más seguridad. No obstante, el inmueble se está sometiendo a una reforma que mejorará sus espacios, su climatización y sus dotaciones.

Concatedral monitorizada

También la concatedral de Santa María ha incorporado diversos sensores que informan de los niveles de humedad y temperatura en un recinto de tan alto valor histórico, repleto de obras de imaginería, orfebrería y pinturas. Dichos sensores se encuentran conectados con una estación meteorológica situada en la torre que permite conocer el contraste entre las condiciones exteriores e interiores. En este caso no es posible actuar de forma automática contra el frío o la humedad por las dimensiones del templo, pero los sensores sí se ubican en lugares sensibles, por ejemplo en la capilla del Cristo Negro (siglo XIV), e irán arrojando datos que quizás determinen la necesidad de actuar en ciertas zonas para protegerlas.

Asimismo, se está realizando una curiosa actuación en la capilla de la sacristía. «El sistema de calefacción de los bancos se enciende antes de las misas para estar a punto cuando llegan los feligreses, pero solo se mantienen encendidos los que son utilizados, el resto se apagan. Y eso se conoce a través de los sensores de peso instalados en los mismos», desvela Javier Sellers.

Tecnología avanzada al servicio de los edificios del Medievo y el Renacimiento. Pasado y presente se dan la mano, otra vez en Cáceres...