Confundir separación con divorcio o disolución matrimonial puede llevarle a uno ante la justicia. Esto es lo que le ha ocurrido a un sacerdote cacereño, al que se juzga por oficiar el matrimonio de una mujer que ya estaba casada.

Ayer, en el juzgado de lo Penal se celebró el juicio. J. R., párroco de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, donde se celebró el matrimonio, está acusado de un delito de autorización de matrimonio con impedimento; y de un delito de bigamia R. C., la mujer contrayente, de 26 años.

Para el primero pide el ministerio fiscal 10 meses de prisión y para ella ocho meses. Las defensas, por su parte, solicitan la libre absolución alegando que en este caso "se han producido errores inintencionados y carentes de dolo", un cúmulo de confusiones, "pues si uno no está versado en legislación es fácil poder confundir separación con divorcio o disolución".

Fue el 4 de abril del 2002 cuando se celebró el matrimonio canónico entre R. C., que aseguró en el juicio que "consideraba que al estar separada era libre", y M. H. L.

El sacerdote que ofició la ceremonia declaró ayer en la vista oral que la acusada nunca le manifestó que estuviera separada. Según recordó, fue unas horas antes de la boda cuando, al revisar el expediente, el voluntario que lleva la secretaría de la parroquia se dio cuenta de que en la partida de nacimiento de ella había una nota marginal sobre un matrimonio anterior.

R. C. contrajo matrimonio civil el día 12 de enero de 1996 con H. G. G. y en el 98 obtuvo la separación judicial. "Puestos en contacto telefónico con el juzgado de Badajoz se confirmó la situación de separación judicial, por lo que estimamos que se podía celebrar la boda".