"Llevo poco tiempo con el bar Ajetreo abierto. No tengo insonorización, pero no pongo música alta. A los hosteleros se nos está machacando en otros muchos aspectos como con los horarios porque la policía es demasiado estricta. No puedo controlar que la gente grite en la calle ni que salga a fumar. Les puedo echar del bar, pero no otra cosa".