Dan las doce y media de la noche en el reloj del ayuntamiento. A esa hora estaba convocada la cita. Ni en Sevilla, ni en Granada. En Cáceres, a las 12.30 , decían los sms que han corrido en los últimos días de móvil en móvil para batir el récord del botellón más numeroso de España. No ocurre nada. No hay gente.

Cinco unidades antidisturbios aguardan. Hay agentes apostados en las entradas a la plaza. La policía local patrulla en coche alrededor de la bandejina . La plana mayor de la Policía Nacional hace corrillo junto a una palmera. En el centro de la plataforma, periodistas de medios escritos y televisiones también esperan. Muy cerca, el edil de Seguridad Ciudadana charla con sus policías.

Grupos de jóvenes van y vienen sin bolsas. Entran en bares, se burlan de los antidisturbios y barren con la mirada la plaza con curiosidad. Por momentos, los policías, sus jefes y los periodistas son los únicos inmóviles en la calle. Las cámaras atraen a parlanchines. Pedro Luis Canelo, que cumple hoy 22 años, y su amigo Ismael Ollero dicen que no recibieron el mensaje pero que, además, está muy mal "eso de manifestarse por beber cuando ni siquiera se hizo contra la guerra. Estaba claro que no íbamos a superar a Sevilla". Reivindican el botellón como encuentro cultural.

Los jefes policiales se marchan. Los periodistas buscan acción en otros puntos. En el ferial siguen los pocos decididos a hacer botellón en la calle. Bailan para combatir el frío mientras los autobuses van y vienen vacíos. Vecinos de la avenida de España, Hernández Pacheco, Trabajo, Ruta de la Plata, Médico Sorapán, Pierre de Coubertain..., colapsan la centralita de la policía local. El macrobotellón se ha dispersado por los pisos.

En la plaza, dan las tres. Varios antidisturbios conversan con un grupo de chicas. Chispea. Ni en Sevilla, ni en Granada, ni en Cáceres.