Si alguien merece el premio Pasión por el cine es ella porque representa a la perfección lo que es lo uno y lo que es lo otro. «Si hay algo por lo que sienta pasión es por el cine», asegura Esther García (Segovia, 1956). Sin ella, Almodóvar no sería Almodóvar. La productora de cine, mano derecha del productor manchego, es referente para generaciones. Treinta años en la profesión, seis premios Goya y el premio nacional de cinematografía avalan su trayectoria. A esos reconocimientos tiene que sumar ahora un San Pancracio, la estatuilla que le otorga el festival de cine de Cáceres. Está feliz por el galardón. En primer lugar, «por la visibilidad que da a mi profesión, por el hecho de ser mujer, quiero que vean en mí que se puede, que trabajando y luchando puedes llegar a conseguir las cosas» y en segundo por visibilizar a la producción, el campo más invisible del cine. En alguna ocasión ha defendido que las mujeres tienen especial capacidad para la producción y lo mantiene. «Creo que estamos especialmente dotadas para la producción porque históricamente nos hemos ocupado de la administración de las familias, de las casas, y luego está la administración emocional porque nos ocupamos de la salud emocional de todas las personas a las que cuidamos».

Añade que aunque la presencia de mujeres sea escasa en la industria aún, «cada vez vamos a ser más mujeres en todos los ámbitos, esto no hay quién lo pare, debemos defendernos más unas a otras, la revolución o será feminista o no será. A las nuevas generaciones de productoras les da un consejo: «La única cosa para todo lo que quieras ser en la vida es ser valiente y decidida, y si quieres hacer algo, lucha por ello».