En la actualidad, todos los países europeos luchan contra el déficit presupuestario provocado por las políticas expansivas desarrolladas en las últimas décadas, siendo los recortes cuantitativos del gasto público una de las soluciones puestas en marcha para lograr el balance equilibrado de cobros y pagos en las arcas públicas.

No pretendo aquí investigar sobre las causas de tal estado de cosas, ni analizar en profundidad las distintas políticas presupuestarias macro que se siguen ni las alternativas posibles desde el punto de vista cualitativo, sino simplemente exponer alguna reflexión sobre alguna de las situaciones sociales reales, constadas e incluso previsibles en el ámbito personal y/o familiar. Cada uno y cada una, en función de nuestra libertad de pensamiento, tenemos una opinión favorable o desfavorable respecto de la existencia de servicios sociales y sobre su alcance o dimensionamiento.

Es preciso recordar que los servicios sociales se dedican a prevenir, paliar o corregir desajustes entre lo que las personas son capaces de hacer autónomamente en la vida diaria y las redes familiares o comunitarias que les dan apoyo (por ejemplo, cuando un niño está en situación de desprotección por problemas en su familia). Si bien existen empresas de servicios sociales que operan en el mercado, históricamente los servicios sociales han sido creados por la iniciativa social, es decir, por el denominado sector voluntario o no lucrativo. En las últimas décadas, los sistemas públicos de servicios sociales han cobrado mucha importancia, siendo los poderes públicos los garantes del derecho de la ciudadanía a los servicios sociales.

En definitiva, los servicios sociales públicos aseguran el mantenimiento de la dignidad del ser humano en caso de adversidad sobrevenida (tengamos en cuenta que la crisis provocada por las élites ha provocado la adversidad a millones de ciudadanos).

XDICHOx lo anterior, si desmantelamos los servicios sociales en las actuales circunstancias ¿quién se ocupará de garantizar ese nivel mínimo de dignidad que nos corresponde como personas y ciudadanos constitucionales? ¿suspendemos temporalmente los derechos humanos en aras a resolver una crisis financiera con responsables que reclaman el sacrificio de los humildes?

Como ejercicio práctico, ponte en el lugar del cacereño Paco : tu empresa ha cerrado por falta de pedidos, no encuentras ningún trabajo, tu familia ingresa un subsidio de 700 euros mensuales, con una hipoteca de 300 euros, además te tienes que hacer cargo de tu hija Montaña de 24 años, víctima de malos tratos, sin ingreso alguno, que no encuentra trabajo tampoco, con un bebé de 6 meses. ¿te bastarías solo o pedirías ayuda social en caso de que tu red familiar no pudiera socorrerte?

No es un caso hipotético, te puedo presentar a Paco y a su familia. ¡¡Y no te permitas caer en la respuesta socorrida de que Paco no trabaja porque no quiere!! En este caso no es así. Elegimos representantes democráticamente para que gobiernen y dirijan la administración en nombre e interés de todos.

Lo paradójico sería que nuestros representantes democráticos, sobrepasados pero no azotados por las circunstancias, impusieran solo recortes en las políticas sociales que afectan a la mayoría de ciudadanos, cuyas necesidades e intereses ya no compartirían.