«Una ciudad con oportunidades, que crece poco a poco, aunque eso tiene que ser gracias a nosotros, los jóvenes». Así define Cáceres una veterinaria de 27 años que se ve aquí en un futuro formando su propia familia. La cacereña Raquel Arriba Rodríguez ha crecido entre Colón y la calle París. Entre el Paideuterion, dónde con 6 años tuvo claro que quería ser veterinaria, y el Licenciados. En este último, comenzó a practicar voleibol e incluso formó parte de la selección extremeña de este deporte.

Cuando terminó Bachillerato, «al tener en Cáceres una Facultad de Veterinaria referente a nivel nacional, nunca me planteé estudiar fuera», relata. Su etapa universitaria, «por suerte», se inició en su ciudad. Conforme pasaban los años, se daba cuenta de que quería formarse en la rama de seguridad alimentaria. El único año que ha estado fuera ha sido con la beca Erasmus, en Portugal, «dónde eché de menos Cáceres», desvela.

Una vez concluyó la carrera, con 25 años, se matriculó en el máster de Ciencia y Tecnología de la Carne, también en su facultad. Pese a que se veía en Inglaterrra, «como muchos de mi promoción por falta de oportunidades laborales», tan solo mes y medio después de terminar la formación, encontró trabajo, y hasta ahora. En la empresa lleva un año y seis meses implantantando controles de sanidad en diferentes establecimientos, para después recoger muestras y verificar que esas entidades no puedan poner en peligro la salud pública. En su empleo recorre mataderos, salas de despiece, carnicerías, restaurantes, panaderías... En definitiva, cualquier local que pueda manipular alimentos de la región extremeña.

A la cacereña le supone «una felicidad inmensa» el haberse quedado. «Cáceres es maravillosa y preciosa», continúa. «Hay mucha calidad de vida, en otras ciudades los sueldos son más altos, pero la vida más cara». Por otro lado, cree que aquí «las empresas crecen hasta un punto, luego se quedan ahí, son necesarias industrias, multinacionales...» Por ello, reitera que «somos el motor, si todos nos vamos, la población de la ciudad envejece». A las nuevas generaciones les anima a «opositar y emprender aquí. Hay que fomentar la comunidad». Mientras espera que su ciudad continúe creciendo, la veterinaria seguirá evitando problemas sanitarios en alimentos recorriendo toda Extremadura.