En sus manos recae la responsabilidad de llenar lo que se ha dado en llamar la España vaciada. Desde su cuartel general del número 10 de la calle Pintores afronta uno de los grandes retos de la política del siglo XXI: la despoblación. Para frenarla, defiende como recetas el aumento de las inversiones estatal y europea, la mejora del ferrocarril, el impulso de la FP, la creación de empleo y la retención del talento joven. «En los pueblos siempre nos han dicho que solo se triunfa en la ciudad, cuando es lo contrario: el que se queda es el verdadero héroe», asegura Álvaro Sánchez Cotrina (Salorino, Cáceres, 1986), el diputado socialista que ni se resigna ni da la batalla por perdida.

-¿Hay remedio para la despoblación y la caída de la natalidad?

-Tenemos que ser realistas pero no resignados. Son problemas que vienen de muy atrás. Llevamos más de 30 años por debajo del índice de renovación de las generaciones (2,1 hijos por pareja), y la despoblación comienza a mediados del siglo pasado. Además, en la provincia se viven dos circunstancias, como en otros muchos territorios, por un lado, la población desciende y, por otro, el envejecimiento, muy alto en el ámbito rural. Hay que trabajar con los dos objetivos y la solución pasa necesariamente por crear espacios de oportunidades y mantener servicios para que el mundo rural y el urbano convivan, encuentren sinergias de colaboración, y se rompa esa dualidad.

-Lidera el área de reto demográfico que es, nunca mejor dicho, todo un reto. ¿Hay zonas sin solución posible en la provincia?

-No doy por perdida demográficamente ninguna zona de Cáceres. Hay que luchar por los que quieren mantener su vida en el ámbito rural y tenemos que responder con trabajo, compromiso y ofreciendo alternativas para ayudarles a fin de que tengan más oportunidades de quedarse. Y debemos huir de la visión negativa de la despoblación, porque si transmitimos esa sensación de zonas deprimidas, donde no queda futuro y la gente se va, por mucho que hagamos, ¿quién se va a vivir allí? Extremadura ha sabido equilibrar lo rural con lo urbano; así como equiparar ambas zonas para que en los pueblos se tengan los mismos servicios que en las ciudades, o que al menos en unos pocos de kilómetros tengamos nuestras necesidades sanitarias y educativas cubiertas. Eso se ha hecho muy bien desde el Ejecutivo regional.

-¿Cómo retener a los jóvenes?

-El reto es el empleo, para afrontar el futuro de la provincia y de la región, como lo debe ser para cualquier administración, puesto que es el problema que más preocupa a la gente, y el gran espacio de oportunidades para fijar la población en el territorio. Intentar capacitar a la gente que ha perdido su empleo, fomentar el trabajo femenino, apoyar programas e iniciativas empresariales de emprendedores en zonas más desfavorecidas, son líneas estratégicas que nos tienen que ayudar a la posibilidad de desarrollar proyectos personales.

-Muchas veces hablamos de Madrid y Barcelona como si solo allí sucedieran problemas y se olvidan de las provincias medianas. ¿Reclaman más inversión al Estado y a Europa?

-No se pueden demorar más las decisiones a adoptar por parte de España y de Europa. No se admiten más demoras ni más dilaciones. Se deben elaborar políticas activas y contundentes para hacer frente a los cambios demográficos y actuar adaptándose a la realidad de cada territorio. Es una preocupación de todas las provincias del interior de Europa, que afecta a nuestro país, Francia, Italia, Portugal... Esa es la línea que tiene que seguir el Gobierno, tomarse en serio la problemática de la despoblación, porque, es cierto, muchas veces hablamos de los problemas de Barcelona y de Madrid, parece que solo suceden allí las cosas, y se olvidan los problemas de las medianas provincias. En este sentido, debo destacar los proyectos de desarrollo para atraer a nuevos pobladores, como la última convocatoria nacional que ha presentado la diputación cacereña, por un valor de 2 millones de euros, destinada al emprendimiento, la formación y el apoyo a las empresas en las zonas rurales.

-Además de la inversión, debe haber una justicia territorial y en eso entraría la deuda en materia de infraestructuras ferroviarias...

-Recuerdo la concentración de regiones del interior de hace unos meses en Madrid para reivindicar su visibilidad, inversiones y oportunidades de desarrollo. Eso tiene que ir ligado a la inversión y a la justicia territorial. Y en esto entraría la deuda en infraestructuras ferroviarias con Extremadura. Partimos de que hace 30 años no teníamos ni agua corriente en los pueblos ni las calles asfaltadas.

-¿Puede la llegada de refugiados a la provincia ayudar a combatir el éxodo de nuestros municipios?

-Es una buena idea. Aunque lo primero que debemos hacer es que los municipios tengan las condiciones oportunas. Si la gente se está marchando de los pueblos… primero tendremos que resolver la actividad económica, empleo, vivienda, servicios básicos, para que los territorios se conviertan en oportunidad de vida y de desarrollo. Por eso la política migratoria en España tiene que ser europea y hay que trabajar de manera coordinada.

-¿Hay que mirar a la Raya portuguesa con optimismo?

-La Raya y todo lo que supone para nosotros, para nuestra cultura y para nuestra manera de vivir, influenciada por esa cultura portuñola que tenemos y que tanto nos gusta, es algo que las administraciones tenemos que potenciar. No hay día que no traiga a un amigo de Madrid, de la propia Extremadura, de donde tengo a alguien querido, aquí, a disfrutar de nuestra comarca. Es imposible que no pase por Valencia de Alcántara, pero también es imposible que no pase por Marvão y por toda la Raya, sobre todo por los pueblecitos pequeños.

-¿Hay más oportunidades en las ciudades que en los pueblos?

-En mi pueblo, Salorino, que tiene 750 habitantes, puedo hacer de todo: ir al gimnasio, realizar actividades deportivas, culturales... En los pueblos siempre nos han dicho que lo bueno es irse, que el que triunfa es el que va a la ciudad, y repetimos el modelo de la gente que triunfa, cuando creo que es lo contrario. Al final el que se queda con sus raíces, su identidad, impulsa un proyecto de vida en el ámbito empresarial con las dificultades que hay en un pueblo, ese es el verdadero héroe. Es el que aspira a ser una persona mejor y aspira a una felicidad plena.

-Y en este sentido, ¿qué papel tienen, a su juicio, los oficios?

-La FP crece pero todavía tiene que aumentar más, si queremos dar respuesta a la demanda de las empresas y, por qué no, al ámbito social. La FP contribuye al equilibrio socioeconómico. No debemos hablar de incompatibilidades sino de complementariedad y para evitar que sea la alternativa del descarte. Debemos trabajar entre todos, ciudadanía y comunidad educativa, y en especial con las familias, para que las enseñanzas de FP sean una opción como cualquier otra. Extremadura es una región que históricamente se ha visto afectada por la falta de industria, lo que ha marcado su economía y su actividad productiva. Esto le ha permitido también ser una tierra muy ligada a actividades como la agricultura o la ganadería, lo que ha posibilitado mantener a su alrededor profesiones tradicionales. Son oficios de otro tiempo, un patrimonio de la región en peligro de extinción. Estos oficios tradicionales darían empleo a numerosos jóvenes en los municipios cacereños y por ello la importancia de darlos a conocer para que no se pierdan. La situación de la Extremadura de hoy no es la de la emigración de los 60. A nuestros abuelos se les negaron las oportunidades, ellos centraron sus esfuerzos en nosotros, ahora vamos a revertirlo: avanzando en servicios sanitarios, educativos, y en la era digital para que todos los pueblos tengan en esta legislatura conexión de fibra óptica, y que una persona desde Cachorrilla pueda trabajar con una buena conexión a internet como si estuviera en La Castellana de Madrid. Eso también es luchar contra la despoblación.

-Habla de inversiones y de nuevas oportunidades, ¿qué opina de la polémica con los dos parques eólicos de Montánchez?

-Extremadura tiene un potencial tremendo con las energías renovables, y si el futuro va por ahí, qué mejor tierra para invertir. Apelo al diálogo y a escuchar a los ciudadanos de los territorios en relación al proyecto. Tenemos que ir hacia un modelo sostenible y de transición ecológica que la Diputación junto al Gobierno de España y la Junta tienen que abordar. Aunque no es un proyecto de competencia provincial, debe haber dos procesos, uno relacionado con el impulso empresarial, y otro de participación ciudadana para escuchar a los territorios. No puede ser que intentemos hacer un modelo de desarrollo basado en empleo sostenible en los pueblos y a la vez estar de espaldas a esas posibilidades. Se resisten al parque eólico en la Sierra de Montánchez, pero sin embargo están estudiando tres plantas fotovoltaicas.