Antonio Durán Borrella, conocido por todos como Pelica, nació el 7 de mayo de 1940 y su fallecimiento el pasado 6 de julio en su casa de Villalobos a los 76 años ha causado una gran conmoción, especialmente en el mundo de la música. Sus bisabuelos trabajaron en las minas de Valdeflores, iniciadas por una empresa alemana. De ellas se extraía casiterita e incluso, se dice, que mena de litio, usada en las aleaciones para blindar los carros de combate de la Segunda Guerra Mundial.

De las minas quedan hoy reductos de antiguas galerías, pozos y un lavadero de mineral. Todo ello en un estado tan lamentable que fue tapiado a finales de los 80 para evitar derrumbamientos. En sus inmediaciones: el arroyo de Valhondo, la finca de la Coronela y el cerro del Milano que conducían hasta el solar del antiguo hospital antituberculoso, que se construyó en los años 30 y al que se le dio el nombre de Victoria Eugenia. Sus ruinas fueron definitivamente destruidas en 2001.

En ese entorno transcurrieron los primeros años de Pelica, cuyo padre, Mauricio, trabajaba en el ayuntamiento. Su madre fue conserje en el colegio 25 Años de Paz y también en la célebre escuela del Madruelo, por la que pasaron decenas de generaciones de cacereños. La del Madruelo, conocida popularmente en Cáceres como la Universidad del Madruelo, se fraguó en el barrio de Las Tenerías durante los años de la Segunda República, tenía capacidad para 450 alumnos y estaba situada junto a la Ribera del Marco y la célebre Huerta de los Periquenes, en el solar de una antigua propiedad de la familia Maderuelo, de donde derivó el toponímico de Madruelo.

En ese colegio estudió, como tantos de su época, Antonio Durán, que a muy corta edad se puso a trabajar como dependiente en un comercio de la calle Margallo. Era entonces Margallo uno de los nudos comerciales y educativos más importantes de la ciudad, con la Escuela de don Juan Muriel y vecinos inolvidables como Avelino Rojo, sastre que se dedicaba a hacer los trajes de los militares y de la Guardia Civil, Valeriano Gutiérrez Macías, los Murillo, que eran aceiteros, los Zancas, el teniente Gómez, Marugán Luceño, el comandante Cornejo, los Becerra, los Baltar, y muchos más.

Por aquel barrio en el que trabajaba Antonio Durán se repartían los comercios de Agustín Gutiérrez y del señor Bernardo Cascos, el cuartel de los Carabineros en el número 90 y el de la Guardia Civil en el 82, y muy cerca el parque de bomberos (que luego hicieron allí la central lechera), la gasolinera, la plaza de toros, el Regimiento Infanta Isabel y el colegio del Perejil.

Pero la verdadera vocación de Antonio Durán era la música, su abuelo tocaba el acordeón y era propietario del salón de baile de Arroyomolinos de Montánchez, donde siempre actuaba Pedro Cámara Solís, oriundo de ese municipio cacereño que acabó convertido en el mejor saxofonista que ha tenido Cáceres y que debutó en el Gran Teatro bajo la dirección de Carlos Solozábal para una actuación de Celia Gámez. ¡Cómo entonaba La Chiclanera Pedro Cámara con su Selmer francés del 43!.

Los comienzos

Antonio Durán se inició muy temprano como trompeta en la Banda Municipal, cuyos orígenes hay que buscarlos en la segunda mitad del XIX cuando en 1888 el Ayuntamiento de Cáceres nombra a un joven músico valenciano, Arturo Rosich, como primer director. Pelica comenzó sus estudios musicales a los 16 años en la Academia Municipal de Música donde recibía clases de solfeo del señor Eulogio y de trompeta del maestro Francisco Cebrián; al poco tiempo entró a formar parte de la banda, a la que perteneció durante 50 años, toda una vida unido a la boquilla de su trompeta.

El azote de la emigración también tocó a Pelica de forma muy directa, de modo que primero se marchó de voluntario al servicio militar, donde fue corneta, y a su vuelta se trasladó a Barcelona para buscar empleo. Allí compaginó su trabajo en fábricas con su carrera musical, se incorporó a orquestas, formó parte de la Banda de la Cruz Roja e incluso recibió clases de Trompeta de Vicente Sepúlveda, un prestigioso profesor del Liceo de Barcelona. Pelica logró además como solista ganar el segundo premio de canto de Radio Nacional de España. Pero Antonio echaba de menos su tierra, no toleraba el agua de Barcelona y decidió volver.

Ya en Cáceres trabajó como cartero, fue conductor profesional de grúas y camiones, trabajador autónomo por cuenta ajena y participó en la construcción del pantano de Alcántara. De vuelta a la ciudad tras su periplo por Barcelona, Pelica se reincorporó a la banda municipal de música siendo director el maestro Sastre. Entre sus compañeros, Cuarto Kilo, Cantilicio, Suárez y tantos otros. Antonio Durán formó parte igualmente de la orquesta Combo y de algunas otras, como la Orquesta Cámara y la Orquesta Mambo, fundada en los 60 y por la que pasaron cacereños tan conocidos como Alfredo Durán, Manolo Suárez, José y Juan los Hermanos del Casar, Juan Cámara, Manolo Duque, José El Chato, Paco Martín o José Luis Cortés.

Vinculado al Silencio del Nazareno y a la Cofradía de los Estudiantes, Pelica conoció a María Domínguez Santana durante un concierto en las fiestas de Navas del Madroño. Le cantó una canción y el 20 de diciembre de 1969 se casaron. María era hija de Jacinta y de Vicente, que era constructor. Tras la boda se trasladaron a Cáceres, a la barriada de Santiago hasta que se instalaron definitivamente en la calle Villalobos, muy cerca de los Siriri en las Cuatro Esquinas o del comercio de la señora Carmina. Entre sus vecinos, los Barra o Juan José Moreno. El matrimonio tuvo cinco hijos: Antonio, Carlos, Jose, Jorge y María Elena; y cuatro nietos, Borja, Ismael, Mario y Adrián.

Será difícil que Cáceres olvide a Pelica, por su sensibilidad, su gusto por los toros, por las tradiciones, por la cultura, la historia de Cáceres y especialmente por esa pasión con la que eternamente será recordado. "Siempre sonará tu música", le dedicó su familia el día de su partida, a sabiendas de que la música es ese lugar en el que todos coincidimos alguna vez, y que si alguien pasa por la vida teniendo música en su alma, su melodía se escuchará en todo el universo.