Hay muchas formas de llegar hasta Jesús Nazareno: corriendo en el descanso laboral, caminando deprisa antes de recoger a los niños del colegio, apresurándose entre tema y tema de la oposición, paseando en familia, avanzando despacio por los impedimentos de la edad, con bastón, con muletas o entrando en silla de ruedas por las rampas habilitadas en la puerta de los Peregrinos. Hay muchas formas de llegar hasta Jesús Nazareno, y ayer siete mil personas volvieron a hacerlo, un número muy superior al año anterior por la benevolencia del tiempo.

El templo de Santiago acogió el LXXIX besapié a esta imagen que despierta verdadera fe y devoción desde hace más de 400 años, pero sobre todo cariño sincero, recuerdos personales, un anecdotario ligado a cada familia, al abuelo que lo cargaba, al padre que le rezaba, a la madre que le pedía lo posible y lo imposible. Nazareno, una imponente imagen tallada en 1609 por Tomás de la Huerta, de un realismo y una calidad artística reconocida dentro y fuera de Extremadura (ayer muchos turistas daban fe de ello), volvió a ocupar el altar mayor durante quince horas para que nadie pudiera quedarse con la espina de no besar sus pies por falta de tiempo.

El Nazareno vestía su mejor túnica, morada y bordada por las mercedarias de Sevilla, y portaba la cruz de carey con remates de plata, realizada en los talleres hispalenses de Pedro Barrés en 1765. Estrenó un cordón y cíngulo muy singulares, regalos del pregonero de la Pasión, Ismael López, quien además ha creado la oración que acompaña la estampa del besapié, como viene siendo tradición.

Seis centros de jacintos y rosas púrpura ornamentaban el altar, que además incorporaba las ánforas y los extraordinarios faroles que iluminan el paso en la madrugada, terciopelos, pendones y otros elementos simbólicos del patrimonio de esta cofradía, la más antigua de Cáceres, fundada nada menos que en 1464.

Ante la imagen llegaron miles de historias. Ojos emocionados por los buenos recuerdos, por los malos momentos... Niños que se siguen sobrecogiendo ante la imagen agónica de un hombre que sufre y que ha despertado la admiración de infinitos escultores, muchas personas que acarician con la foto de sus seres queridos la túnica, el cordón, los pies... «Es muy emotivo, viene gente de todas las edades», explicó Begoña Acero, vicemayordoma, Durante la jornada se formaron colas, incluso entrada la noche el trasiego continuaba en Santiago.