Las actividades del club taurino acaparan buena parte del tiempo de Simón García Bermejo durante las fiestas de San Fernando, aunque no deja de pasar a cumplir con las casetas. Echa en falta más nombres en los carteles de la era de los mártires.

--¿Cómo vive San Fernando?

--No dejo de ir a las casetas a tomar una copita, porque además el club taurino tiene allí una caseta. A mediodía paso por los coloquios del Hotel Extremadura y después por los festejos taurinos.

--¿Qué recuerdos tiene?

--La feria de ganado del Rodeo era una maravilla. Se hacía en la parte alta, donde está ahora la zona deportiva y más abajo estaban los cacharritos. Mi madre me daba para montar en los caballitos algún día, pero nos adaptábamos.

--Era una feria de ganado muy importante.

--Sí. Lo que se hace ahora no tiene nada que ver. Lo de entonces era algo fuera de serie y había un ambiente muy bueno.

--¿Iba a los toros?

--Si podía, sí. Porque además los niños no pagábamos, así que entraba gratis con mi padre. Así debía ser ahora también para crear afición, que si no, vamos quedando los mayores. Así vi en el año 42 a Manolete, que me causó una impresión tremenda. Me llevó el padrino de mi hermano, Cecilio Burgos, que era torilero. La feria taurina de entonces era muy importante. Hoy ha pegado un bajón. Además antes se podían comprar las entradas a través de unos bonos que vendían en los bares desde el mes de enero o febrero. Cuando llegaba la feria, ya tenías la entrada.

--¿Había más afición?

--Había mucha afición. Eso también ha cambiado mucho.

--¿Qué atracciones recuerda?

--Las barcas voladoras y el carrusel, pero yo prefería los toros.