Con Carlos Sánchez esta es la cuarta generación que vende zapatos en la calle Pintores. La zapatería Peña lleva abierta desde 1875 y ha pasado de padres a hijos hasta la actualidad.

"En 200 años hemos pasado muchas crisis" reconoce. No le asusta porque "el pequeño negocio no va a desaparecer, simplemente hay que adaptarse a los nuevos tiempos de globalización", asegura.

Carlos no tiene muchas quejas, solo algunas sugerencias para mejorar la situación. "Todo lo que sea arreglar la zona, es bueno", afirma, pero advierte de que, a veces, "el cambio puede ser peligroso". No obstante, asegura que "hay que hacer algo con las pintadas", que parece el principal problema de estas calles: "Se debe concienciar o, al menos, controlar, porque dejan un aspecto horrible" en las tiendas y escaparates.

Sobre todo "se necesita iluminación", esta es su principal demanda. No entiende que en una calle como esta, el alumbrado sea tan pobre y "si no fuera por nuestros escaparates, Pintores parecería la cueva del lobo" apunta Carlos.

Va poca gente a la plaza, "aunque la nueva ha compensado el mal año que dejaron las obras", dice. "No queremos otro año en Pintores como el de la plaza, solo algunas reformas" que adecenten la imagen de la calle.