La información es fundamental para no caer en las trampas y abusos del mercado financiero. Un ejemplo básico es que, a pesar de lo que erróneamente muchos creen, en el sistema financiero español la hipoteca no es más que una operación financiera en virtud de la cual se accede a una vivienda pudiéndose obtener unos importes de financiación superiores a unos tipos de interés bastante menores a los de otro tipo de préstamos, pero con la circunstancia especial de que el inmueble se hipoteca como garantía de pago.

En relación con esto, cierto es que la crisis está arruinando a muchas familias, pero ello se ha agravado en gran medida por la política del crédito fácil que fomentaron la mayoría de las entidades que operan en la región, otorgando créditos sin considerar la real capacidad del deudor. En muchos casos, además, han incluido cláusulas (como las cláusulas suelo frente a las que Adicae ya ha formulado una demanda colectiva) o productos vinculados (como los denominados swap ), que en claro beneficio para la entidad, han impedido que las hipotecas concertadas se beneficiaran de la bajada del Euribor.

El consumidor está indefenso, ya que el sistema de ejecución hipotecaria favorece claramente a las entidades financieras, dado que los motivos de oposición son legalmente tasados y por ejemplo no se permite alegar circunstancias tales como tener una cláusula abusiva o realizar una dación en pago por la deuda, lo cual debiera ser objeto de una profunda reforma legal y no de meros parcheos.