Me ha cogido por sorpresa que el 7 de enero se convirtiera en festivo. Nuestro país está sumido en un grave problema económico y social del que todos somos conscientes pero, al parecer, los únicos que no se han enterado han sido los partidos políticos, los sindicatos y el propio Gobierno del PP. Más de uno opina que la señora Merkel es la causante de todos nuestros males. Que Rajoy obedece órdenes de Europa y que no saldremos del pozo en el que nos encontramos sumido.

¿Es que no le falta razón a la señora Merkel cuando, al parecer, ha comentado que en España se trabaja poco y se produce menos? Desconozco cómo se elabora el calendario laboral y quién participa en la redacción del mismo pero, sin lugar a dudas, no veo que las centrales sindicales UGT y CC OO se opongan abiertamente a esta medida de pasar al día siguiente si determinada fecha es domingo y se pasa al lunes como jornada no laborable. Pero, ¿cómo vamos a producir y salir de este agujero, si aquí no trabaja ni Dios? ¿No son bastantes los cincuenta y dos domingos del año para que tengamos que aumentar también algún día más por haber caído la fecha en domingo?

A todo esto hay que añadir el día de la Constitución, la fiesta de la Comunidad y las fiestas religiosas que todavía conservamos. A todas estas hay que sumar las vacaciones de verano y las bajas por enfermedad (algunas injustificadas). Para que este país se pueda levantar es necesario que los españoles (los que tengan trabajo) seamos capaces de trabajar una horas extras sin gratificación en beneficio de España. Claro, que esto sólo lo hacen aquellos países como Alemania que supieron resurgir después de una tremenda devastación de su territorio. No he oído ni una sola voz en contra de esta decisión administrativa, que supone una enorme carga económica para el país.

Está visto y comprobado que a los españoles les va ¡pan y circo! Esperemos que el actual gobierno del PP, tome las decisiones oportunas aunque sean antipopulares, para sacarnos del hoyo profundo en que nos encontramos.