La única voz crítica contra la decisión de trasladar la estación de ferrocarril para el tren de alta velocidad y las líneas convencionales ha sido la del Sindicato Federal Ferroviario de la Confederación General del Trabajo, que recordó que en otras ciudades parecidas a Cáceres, como Guadalajara o Lleida, las estaciones han quedado en el centro a pesar de la llegada del Ave. Para el sindicato, cambiar de sitio supondría retroceder 100 años, cuando había que desplazarse hasta la estación de Arroyo para viajar a Madrid.

La central ferroviaria defiende la continuidad de la estación en el centro para, al menos, las líneas convencionales, y valora que sacar fuera de la ciudad las estaciones de autobuses y trenes contribuye al uso del automóvil y es un paso más para la desaparición de trenes alternativos al Ave.

UN PROYECTO QUE NO RESULTO

El gobierno local también era partidario de mantener la estación en el centro, una postura que ha cambiado coincidiendo con la confirmación del paso del Ave por la ciudad y con el inicio de la revisión del plan de urbanismo, que facilita los trámites para acondicionar el diseño y la ordenación urbanística de Cáceres a un cambio de ubicación de la estación. El PP aceptó hace cinco años el proyecto de Renfe de dar un uso comercial a la estación y potenciar este recinto, lo que parecía descartar el traslado. El PSOE también se mostró conforme, pero reclamó a Renfe mayores compensaciones que las pactadas con el ayuntamiento, y que la vía se soterrase para que no fuese una barrera urbana que aislase la barriada de Aldea Moret.

Pero el proyecto de Renfe no resultó en Cáceres, algo que no ha pasado en otras ciudades, donde la compañía participa con Riofisa y Metrovacesa en la explotación comercial de estaciones de trenes. Gracias a esta iniciativa, los recintos ferroviarios de Vigo, Logroño, Albacete, Alicante o Valladolid se mantendrán, al menos, con un uso comercial, que se suma al de transporte de viajeros.