"Todavía hay una tendencia a pensar que el bronceado depende del producto que nos apliquemos y del tiempo que estemos expuestos al sol, y aún hay muchos que asocian que por usar un índice de protección alto no se van a broncear", pero no es así. "El bronceado es un proceso que está predeterminado genéticamente en cada persona, y ni el tiempo de exposición ni el producto usado va a evitar ese proceso. Llegará un momento en que ya no conseguiremos más color, por eso lo que importa es usar un buen fotoprotector, que será lo que asegure que el proceso del bronceado no dañe la piel".

Isabel Carbonell, farmacéutica y formadora en una jornada de puertas abiertas que sobre El daño solar promueve la Asociación de Lucha contra el Cáncerse esfuerza por concienciar del riesgo que para la piel, en muchos casos muy grave, suponen los rayos solares.

Y es que ponerse lo más morenos posible es la obsesión de muchos en esta época del año. Lo exigen los cánones actuales de la belleza. En otros tiempos la obsesión estaba en el blanco, "denotaba clase, pues los morenos eran los humildes, que no lo podían evitar por estar muchas horas en el campo", comenta María poco antes de someterse a la prueba de melanina que le harán en estas jornadas. Ella recuerda, incluso, que su abuela, muy morena de piel, se daba harina en la cara para disimularlo. Pero ahora el blanco no se lleva, y todos intentamos, incluso "haremos lo que sea", reconoce Pilar, para estar lo más morenos posible.

Las claves

Contra esta obsesión nada puede, ni tan siquiera las constantes llamadas de advertencia con las que en esta época nos bombardean desde los más diversos medios sobre los peligros del sol, pero Isabel Carbonell insiste y los asistentes a las jornadas escuchan con interés.

Recuerdan, o aprenden, que "la cara y el escote, al ser zonas que están en todo momento fotoexpuestas, se deben proteger siempre" para prevenir más el efecto de la radiación sobre ellas, para impedir que salgan manchas y que el envejecimiento cutáneo se acentúe; que se deben evitar las horas de más intensidad solar; y, sobre los índices de protección de las cremas bronceadoras, que "todo factor de protección que sea superior a 50 se considera lo mismo, por lo que aunque en un producto figure un índice más alto no tendrá más eficacia fotoprotectora que uno de 50", y que no basta con aplicar una vez, "hay que aplicar media hora antes de la exposición, cada dos horas y tras cada baño, y en todas las zonas que se van a exponer, pues por ejemplo en los empeines no es habitual y son muchas las quemaduras que se producen en éstos".

Y junto a los consejos e información sobre el daño solar y cómo evitarlo, la jornada también ofrece una prueba. Por medio de un melanómetro, los asistentes, que suelen ser mujeres y mayores de 50 o 55 años, "quizás porque los que son más jóvenes ven lejanos en ellos los problemas de piel, no son conscientes de que el daño solar no sabe de edades", podrán conocer el índice de protección solar que necesitan en función de su fototipo. "No se trata de detectar daños, como erróneamente creen algunos, aunque si observamos algún lunar, mancha o posible problema aconsejamos a la persona que acuda a un especialista, a un dermatólogo".