Ha pasado más de un mes, pero el agente local Francisco R. L. aún recuerda el incidente. Ayer, tras prestar declaración ante el juez aseguró a EL PERIODICO que lo único que está deseando es que todo "termine para poder olvidar". Lleva cuatro años en el Cuerpo, "y aunque he tenido muchas intervenciones, y algunas muy peligrosas, ninguna del calibre de ésta".

Reconoce que psicológicamente se siente aún un poco afectado, como también lo están, matizó, los compañeros que con él vivieron el suceso, "pues somos policías, pero también humanos, y la experiencia fue muy fuerte". Pese a ello, y aunque estuvo algún tiempo de baja, pidió el alta voluntaria porque, según manifiesta, "me debo a mi trabajo, y cuando entré en la Policía sabía a lo que me arriesgaba. Nunca quieres que pasen estas cosas, pero pasan, y como profesional tengo que vivir con ello y seguir adelante".

Reconoce y agradece todos los apoyos que está recibiendo, e insiste en que ya sólo quiere que todo termine.