El crematorio de Cáceres cumple sus seis primeros meses de funcionamiento, pero los ciudadanos tienen un claro recelo a optar por la incineración y la gran mayoría todavía prefiere los enterramientos tradicionales. En concreto, según los datos facilitados por Antonio Galán, director de la nueva instalación (propiedad del ayuntamiento y gestionada por Mapfre durante 50 años), sólo uno de cada diez fallecidos se incinera, es decir, un 10%, mientras que la media nacional ya se sitúa entre el 30% y el 40%, incluso alcanza un 70% en territorios isleños.

No obstante, este bajo porcentaje en Cáceres encaja con las previsiones realizadas por Mapfre, ya que los ciudadanos suelen ser reacios a elegir la incineración cuando en su entorno no han existido crematorios. "Durante los dos primeros años nos mantendremos en un 10% hasta que los cacereños se acostumbren y alcancemos la media nacional", explica Galán. Desde su apertura en abril, el crematorio realiza unos cinco servicios al mes frente a los más de 50 fallecimientos que registra Cáceres.

ABANDONO DE TUMBAS La realidad es que la gran mayoría de las personas ni siquiera se plantean la muerte ni dejan claro cómo desean su funeral. "Pero después de 21 años dedicado al sector funerario puedo asegurar que hoy por hoy la incineración supone la mejor opción y la más avanzada, ¿por qué?, por varias razones: mayor higiene, más ahorro de espacio en las ciudades e incluso más dignidad, ya que las tumbas dejan de visitarse cuando pasa la primera generación de familiares, se quedan solas, estamos cansados de verlo", explica el director. El propio camposanto cacereño tiene nichos de más de medio siglo que estarían abandonados si no fuese por el necesario mantenimiento municipal. "Seamos francos, a nadie le gusta acudir al cementerio", reconoce Galán.

Los crematorios llegaron a España en 1974 de la mano de la empresa Lázar, y cuando la Iglesia dejo vía libre al ciudadano para que decidiera su opción, comenzaron a multiplicar su funcionamiento. "Hoy día, la persona que realmente desea incinerarse está muy convencida. La mayoría de los funerales son religiosos", precisa Galán. En cabeza se sitúan los núcleos más desarrollados, como Madrid o Barcelona, además de las islas por su cultura tradicionalmente abierta. Sin embargo, muchas ciudades pequeñas aún carecen de hornos. En Extremadura ya existen cinco: Badajoz, Mérida, Plasencia, Villanueva y Cáceres.

El concejal de Infraestructuras y Obras, Joaquín Rumbo, visitó esta semana el nuevo recinto, situado en el patio Moro del cementerio, que ha acumulado un retraso de varios años y ha supuesto una inversión global de 336.000 euros. "Hemos sufrido muchas cortapisas y nos ha costado bastante sacarlo adelante, pero ya está en marcha con modernas instalaciones y personal cualificado. Ahora sólo esperamos que el cacereño vaya cambiando su mentalidad", dijo.