Lorenzo Erce frecuentaba las orillas del Marco desde niño. Se crió muy cerca de los hortelanos y pronto supo que las ciruelas claudias de Cáceres «son las mejores de España», que los tomates rosas de esta ribera «son los más sabrosos», y que las berzas cacereñas con buche de tiempos de San Blas o Las Candelas, tras un invierno lluvioso, «no tienen igual». Aunque disfruta de un trabajo estable como comercial veterinario, desde hace muchos años él mismo cultiva una huerta en el Marco. «Siempre me gustó, me entró el gusanillo e incluso vendo parte de la producción en el mercado franco todos los miércoles». De ahí que vea con buenos ojos cualquier iniciativa, como el food truck, que contribuya a poner en valor los productos de la vega más cacereña.

Lorenzo es feliz en su huerta, donde cultiva de todo. «Ahora toca plantar las hortalizas de invierno: berzas, repollos, coliflores, acelgas, remolacha... Las crucíferas necesitan criarse un poco al regazo del verano para que el frío no haga estragos», explica visiblemente motivado cuando habla de una de sus grandes pasiones. «El Marco se está abandonando, hay zarzas y maleza, la parte con más explotaciones es la más alejada, a partir de la carretera de Trujillo», indica. Una lástima, «porque hay tierras buenísimas que vienen peinadas desde hace siglos, que se han abonado históricamente con estiércol», subraya.

Las nuevas generaciones están acostumbradas a ver «todos los tomates y los calabacines iguales en las estanterías de los supermercados». Pero las amas de casa de toda la vida «son sabias», ellas valoran los productos locales y acuden a buscarlos. «Por ejemplo, en agosto y septiembre vienen al mercado en busca de los tomates rosas del Marco, procedentes de matas amarillas, no modificados genéticamente, no hay dos iguales, y su sabor es muy especial», relata Lorenzo.

«Se puede vivir de esto»

Desde su experiencia ve muy favorable que se potencien los productos locales, que resurjan las huertas cacereñas, «porque además se puede vivir perfectamente solo de ese trabajo. Yo doy fe porque lo he hecho. En el Marco siempre corre el agua, incluso ahora», afirma.