Entre los cofrades más atareados estos días destacan los secretarios de las hermandades, que pasan horas entre cartas, listados y escritos. Así lo relata Juana Aguilar, de la cofradía del Dulce Nombre. Además de hacerse cargo del libro de altas y bajas cofrades, y de los libros de los cabildos generales de oficiales y hermanos, es la responsable de recibir, archivar o gestionar toda la correspondencia (papeleo administrativo, invitaciones...), cursar los propios escritos de la hermandad y convocar a cada uno de los cofrades, por ejemplo ahora, al cabildo del día 24. "Hay mucho movimiento", indica ajetreada en la sede.