Fuentes, puentes, acequias, pesqueras, callejas, molinos, almazaras y huertas antiquísimas que daban productos propios de Cáceres, como los repollos para buche, las ciruelas claudias o las lechuguitas de mayo. La Ribera del Marco ha estado vinculada a la ciudad desde sus orígenes, más bien podría decirse que la ubicación de Cáceres se debe a su aporte de agua, que sirvió de suministro a todos sus habitantes hasta el siglo XIX, desde los moradores de las cuevas del Conejar o Maltravieso hasta los colonos romanos y el pueblo almohade.

Así lo recuerda una curiosa exposición fotográfica, Ribera del Marco, Bien de Interés Cultural , inaugurada en la biblioteca pública por la Plataforma Ciudadana en Defensa del Marco y Libre Producciones, contrarias a las obras proyectadas en el entorno (segunda fase del encauzamiento de la ribera, la rotonda de San Francisco, el ensanche de Mira al Río o los nuevos residenciales en la Cerca de la Retama y la Huerta del Conde, que fue parte de los jardines del alcázar almohade). A su juicio, estas actuaciones no salvaguardan el entorno, ya de por sí deteriorado, sino que "amenazan muy seriamente" todo el patrimonio que encierra el Marco, "auténtico eje vertebrador de la vida política, social y económica de Cáceres".

LOS RINCONES La cultura del agua generó molinos, batanes, tenerías, pilones, telares y hasta industrias de chocolate. Numerosas huertas nacieron junto a sus fuentes, hoy cerradas en su mayoría: Concejo (daba 15.000 cántaros de agua al día y se regeneraba en una sola noche), fuente del Rey o del Marco, fuente Fría, fuente Nueva, fuente Rocha o de los Curtidores... También se mantienen algunas portadas semiabandonadas de huertas y tenerías. En el cauce resisten los puentes construidos a partir del siglo XVI, pero carentes de catalogación y protección: el Marco, Huerta del Conde, Fuente Fría, Concejo, San Francisco, Curtidores, Vadillo y puente Nuevo.

Además, la exposición recoge algunas imágenes de las 16 pequeñas presas o pesqueras, realizadas con mampostería y sillería, y de los pilones que servían de abrevadero en San Francisco y Vadillo. También recuerda la existencia hace años de 25 molinos harineros movidos por agua (utilizaban el sistema de rodezno con cubo), molinos de aceite y almazaras. El de Fuente Fría se demolió en el 2002. "Sólo quedan restos del cubo y algunas ruedas abandonadas", lamenta la plataforma.

Pero también refleja los antiguos mojones y caminos, como el Camino Viejo a Sierra de Fuentes, el camino a Monroy, el Camino Viejo a Casar, el de los Carboneros, la calleja de la Dula y de la Mansaborá, el Camino Alto de Fuente Fría... Además, la exposición recoge fotografías entrañables de los hortelanos en sus tierras, unos enclaves que podrían albergar proyectos educativos, espacios de inserción laboral y ocio (rutas, talleres...) y huertos familiares, según la plataforma, que ofrece a los asistentes a la muestra el documental de Libre Producciones sobre la ribera.