Aprender experiencias para enseñar mejor. El primer congreso regional de inglés en educación infantil y primaria y su perspectiva europea ha convertido la capital cacereña el pasado fin de semana en el punto de encuentro para que profesores de universidades y colegios irlandeses, noruegos y cacereños puedan compartir conocimientos y métodos.

Según explica Toñi Paín, directora del congreso organizado por Apinex (Asociación de Profesores de Inglés de Extremadura), en la convocatoria se realizó un estudio comparativo entre los países participantes sobre los aprendizajes tempranos de un segundo idioma. En Irlanda esta experiencia se aplica a la enseñanza del francés y en Noruega al inglés en la etapa infantil, desde los dos años en las guarderías, mientras que en Extremadura la enseñanza del inglés es obligatoria desde los tres a los seis años.

El congreso ha incluido diversas ponencias y talleres a cargo de expertos de universidades europeas y españolas. Su responsable destaca la posibilidad de haber podido trabajar conjuntamente con profesores de universidad y colegios extranjeros: "Una de las conclusiones es que estamos haciendo cosas bastante parecidas. Los métodos que se llevan a cabo para enseñar el segundo idioma son similares".

Por su parte, Eva Mageero, profesora asociada en la Universidad de Noruega, pone por delante que la enseñanza del inglés arranca siempre en su país en las guarderías. Las similitudes con Extremadura se basan en el aprendizaje de la segunda lengua a través del juego. "Es algo muy novedoso", subraya.

En la misma dirección opina la profesora noruega Polly Elvin, que recuerda que existen técnicos especializados que apuestan por elaborar proyectos en guarderías donde desarrollar el segundo idioma.

Experiencia pionera

Asimismo, también se expusieron proyectos pioneros en Extremadura como los talleres de sección bilingüe que consisten en la enseñanza de una asignatura en dos idiomas o en uno solo. "En lugar de impartir sólo inglés, se dan las clases de matemáticas en el segundo idioma", con ejemplos tan cercanos en la capital como los centros Pizarro, Agora, La Hispanidad y Al-Qáceres.

La importancia que cobra el segundo idioma en Noruega, afirman también las dos especialistas, radica en que los niños ya saben hablar en inglés a los doce años, fruto del entorno en el que viven y donde este idioma es clave.