Lo que debería ser algo habitual se ha convertido para J.A.C.S. en todo un infierno. Este profesor de escultura de la Escuela de Bellas Artes de la Diputación de Cáceres, escultor y licenciado en Bellas Artes para más señas, ha relatado a este diario los impedimentos que encuentra para acceder en coche a su lugar de trabajo. En sólo tres días ha acumulado multas por valor de 270 euros (45.000 pesetas).

Todo empezó el 13 de noviembre cuando C. S. se dispuso a entrar a la escuela por la plaza de Santa Clara, como hasta entonces hacía con normalidad. El profesor usa el coche para llegar a la escuela siempre que lleva materiales para el centro, es decir, para realizar tareas de carga y descarga. En esa ocasión iba a descargar 125 kilos de escayola. Cual fue su sorpresa cuando al terminar el trabajo se encontró con su primera multa.

Al día siguiente ocurrió lo mismo. C. iba a entrar a la escuela para descargar un material y recoger a un alumno. Ambos tenían que trasladarse a Malpartida de Cáceres para transportar un horno de más de 100 kilos de peso. La agente que estaba tras el interfono, y que debía accionar el mecanismo para bajar los bolardos, le dijo "que tenía órdenes del jefe de la policía local de no dejarme pasar".

URGENTE Sin embargo, el acceso del escultor en coche era fundamental. Como nadie le abría, la cola de turismos originada fue brutal. El escándalo, también. Al ruido de cláxones enfurecidos se unió el de una vecina que comenzó a lanzar improperios e insultos contra el profesor.

Transcurrido un tiempo, un residente que salía con su coche del casco antiguo consiguió que el bolardo bajara y que C. arrancara para entrar en la escuela. Pero el placer duró poco tiempo. A los cinco minutos, cinco policías locales, un coche de la jefatura y la grúa esperaban al escultor a las puertas de su lugar de trabajo.

El lunes volvieron a multarle. "Me dijeron que había orden superior de no cederme el paso, pero no tenía más remedio que acceder porque llevaba material en mi coche", cuenta el escultor.

El afectado dice sentirse víctima de un agravio comparativo. Recuerda que a la escuela sólo han llegado tarjetas para la directora, un profesor discapacitado y otro que reside en la parte antigua. Los otros cuatro profesores carecen de banda. Sólo C. ha tenido problemas. Pide comprensión y aclara que únicamente accede en coche cuando es imprescindible por su puesto de trabajo.