Los riads son antiguas viviendas tradicionales marroquís reconvertidas en pequeños alojamientos turísticos con encanto o casas de huéspedes, como nuestras típicas casas rurales pero con estética oriental. Eso es Arabia Riad, un coqueto hotel que ha abierto sus puertas en un rincón de la plaza Mayor, al inicio de la calle Duque.

Sus siete habitaciones --con internet-- y la tetería abierta a todo el público en la planta baja recrean con asombrosa autenticidad el espíritu de los verdaderos riads . Hasta el más mínimo detalle en decoración e incluso técnicas de construcción --con la "complicidad e implicación", de la constructora Antaño, explica el promotor-- se han importado o copiado del mundo árabe.

Los baños de las habitaciones, por ejemplo, integrados en las mismas por muros y cristales, se han revestido con tadelakt , una técnica de lucido similar al estucado pero impermeable que se emplea en los hammans árabes. Obreros franceses tuvieron que trasladarse hasta Cáceres para aplicarla.

El colorido de las estancias también recuerdan al mundo oriental. Cada habitación exhibe una tonalidad diferente, verde, azul, gris, rojo tierra. Y todo el mobiliario, incluso puertas, lavamanos y griferías han sido importados de Marruecos.

Sus creadores son una pareja de jóvenes, Benito Tena y Sofía López, que decidieron cambiar su ajetreada vida de Madrid por la tranquilidad de Cáceres. Inicialmente buscaban instalarse en el campo pero "vimos el recorrido turístico que aún le quedaba a esta ciudad y optamos por quedarnos aquí", afirma Tena, natural de Campanario. Lo del riad surgió después, cuando vieron "lo poco que Cáceres explota su pasado árabe".

Han invertido en el proyecto cinco años de su vida, más de 600.000 euros, incontables horas de trabajo y unos 15 viajes a Marruecos para acarrear en una Ford Transit todos los muebles y elementos decorativos del hotel que, por cierto, están a la venta.

Un bazar con regateo

Porque en este hotel se vende todo, o casi todo, desde las sillas y mesas, hasta las lamparitas o alfombras. Y nada tiene precio fijo. Como en los zocos, el regateo "es obligatorio", explica Tena. Incluso el precio de las habitaciones --que oscila entre 80 y 120 euros--, fuera de reserva y de lunes a jueves, podrá negociarse.

La tetería de la planta baja, abierta no solo a los huéspedes, ofrece tés variados y otras bebidas. Pero lo que completa la ambientación árabe es el tabaco de shisha (pipa de agua). Por 6 euros se puede compartir una narguile . Así, tumbado al anochecer en la jaima del patio, saboreando un té o una shisha , se puede creer que al otro lado del muro está la medina.