No hay consenso. La tala de los árboles plataneros ha dividido a los vecinos del R-66. A pesar de que la semana pasada el ayuntamiento ordenó que comenzaran los trabajos de tala de estos árboles en la calle Isla de la Toja, algunos residentes del barrio han mostrado su disconformidad. Si bien, de momento, solo se talarán los de la vía mencionada, que suponen más de medio centenar.

"Es una vergüenza lo que han hecho con los plataneros", asegura Jesús Tapia, un vecino del barrio que "en ningún caso los hubiera cortado". "Además, no tenemos en cuenta que son seres vivos y parece que solo se consulta a unos pocos vecinos", opina. Con él coincide su hermano Alvaro, que considera "necesario tener árboles en las calles" y no entiende el por qué de la tala, "ya que muchas personas vivimos aquí y no tenemos tantos problemas --con los árboles-- como se dice". "La gente no se da cuenta lo bien que vienen en verano", apostilla.

La postura de otra residente, María Rosa Rey, es parecida pero algo menos benevolente con los plataneros. "Yo estoy en contra de la tala porque me da pena que arranquen los árboles, pero el problema es que dan muchísima alergia. Mi marido la sufre y en primavera lo pasa bastante mal", explica esta vecina, a la vez que añade que en ocasiones "las raíces levantan el suelo y la frecuencia con la que se caen las hojas provoca que los barrenderos no den a basto en las tareas de limpieza".

El de la alergia, junto con las raíces que levantan el suelo y la suciedad que se acumula en el mismo, son tres de las principales quejas de un importante grupo de vecinos que se posiciona a favor de la eliminación de los plataneros. A ello hay que sumarle los problemas que se originan a veces en la red de saneamiento, con atascos en los imbornales --pequeñas aberturas practicadas en la calzada para conducir el agua de lluvia o de riego a la alcantarilla--, e incluso el coste del mantenimiento de los árboles, demasiado elevado para algún que otro residente.

ALERGIA "Vivo en la calle Tenerife y estoy a favor de la tala", señala Ramón García, que padece alergia. "Desprenden mucha pelusilla ahora en primavera y lo paso muy mal. Vivo en un bajo y tengo siempre el patio lleno de bolitas amarillas. Además, las hojas se caen prácticamente durante todo el año, no solo en otoño, y resulta muy molesto", remarca.

A favor también está Enrique Daniel. "Causan muchos problemas. Las alcantarillas se atascan por la cantidad de hojas que se acumulan, que también han provocado alguna caída en las aceras debido a algún resbalón, y el coste del mantenimiento de los árboles me parece excesivo. Hay que podarlos periódicamente y los barrenderos, aunque no paran de trabajar, están saturados. A mí me caen kilos de hojas en mi patio", indica.

Se trata de varias molestias que al final han llevado a la tala, una acción que no ha dejado a ningún residente del R-66 indiferente. Algunos la consideran una crueldad, basándose en las ventajas que ofrece en cuestión de sombra y oxígeno, mientras que otros se posicionan a favor de la eliminación, debido a las incomodidades que arrastran desde hace varios años.