Alejandro Andújar llega a la cita con el periodista cargado con unos zapatos que ha encargado especialmente para la actriz Aitana Sánchez Gijón. El joven cacereño, que el pasado 11 de abril cumplió 27 años, tendrá que encargarse del vestuario de Cruel y tierno , su próxima obra en el Centro Dramático Nacional. Cae la tarde en el madrileño barrio de Lavapiés, donde hace unos días se despidió Divinas palabras en el teatro Valle-Inclán, la última en la que ha participado a las órdenes del director Gerardo Vera.

Alejandro está satisfecho porque su trabajo de vestuario ha ido bien, acorde con la buena acogida del espectáculo: "Aunque era un montaje muy bueno, en los teatros nacionales no siempre se tiene la convocatoria esperada. Pero, en este caso, ha habido problemas de entradas". En escena, manda el lino como tejido entre los actores, junto a una sobria escenografía con toques de espectacularidad. Alejandro es un tipo con suerte. Desde que se marchó de Cáceres hace casi diez años para estudiar Bellas Artes en la Complutense de Madrid, puede presumir de haber aprendido ya de directores de prestigio como Lluis Pascual, Antoni Simón, Ernesto Caballero o Gerardo Vera, su verdadero padrino en el teatro.

El actual director del Centro Dramático Nacional ha convertido a Alejandro Andújar en uno de sus mejores discípulos. Ya le ha encomendado la realización del vestuario en varias de sus obras y poder trabajar en teatros nacionales como María Guerrero, de la Zarzuela o Valle-Inclán. "Gerardo Vera me ha dado toda la confianza y me ha puesto en una realidad profesional que, para una persona de mi edad, es muy difícil de alcanzar", señala.

De su experiencia con él, destaca la "maestría" que tiene en diversos campos del mundo del espectáculo: "Ha sido figurinista, escenógrafo, director de arte e incluso actor. Yo intento introducirme en el universo de Gerardo con el vestuario".

Pero antes de Gerardo Vera, recuerda de sus inicios en Cáceres a los pintores Juan José Narbón, Martínez Terrón y Massa Solís. Con éste último compartió estudio durante cuatro años y participó en exposiciones colectivas. "En la escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco me enseñaron las técnicas esenciales y Massa fue mi primer profesor", señala.

Oportunidad de oro

Aunque completó Bellas Artes, luego se especializó en Escenografía y Vestuario. Se define figurinista y afirma, humilde, que está "en un momento inicial, de desarrollo, aunque con la gran oportunidad que me ha brindado Gerardo Vera".

Del paso por los teatros madrileños, no sólo destaca la posibilidad de contar con más medios sino también de disfrutar "de repartos de lujo". Pronto estará en Cáceres con Divinas Palabras y, entre los familiares que acudirán a ver su trabajo, su madre y su tío Fernando Turégano, un hombre clave en su formación: "Me ha apoyado y me ha ayudado sobre todo en mi amor por la ópera".

Del teatro de Extremadura, dice que "Madrid siempre es una plaza complicada" y destaca el buen trabajo de las compañías. Su sueño es probar en cine. "Aspiro a seguir trabajando", añade. Ojalá que el talento le siga acompañando.