Isidoro Polo había nacido en Cáceres, estudió Medicina y a principios del siglo XX le dieron como destino Malpartida de Cáceres, municipio del que fue alcalde entre los años 1904 y 1908 y en cuyo mandato se promovió el paseo central y el doble empedrado de la plaza, se construyó un bujío para pobres en la Cocinica y se impulsaron la construcción de escuelas privadas en el pueblo.

Se casó Isidoro con Eloísa Fiayo , una mujer de Badajoz, con la que tuvo 10 hijos: Eugenia , Francisco , (una de cuyas hijas llamada Sofía destacó por su extrema belleza y fue portada de la revista Primer Plano en 1944 por su condición de actriz bajo el nombre artístico de Polita Bedross ), Sebastián , Teodora , Matilde , Inés , Petra de Alejandría , Inés , Juana y María Rolindes .

Esta última, María Rolindes, contrajo matrimonio con Cipriano Hilarión García García , un constructor cacereño con posibles económicos con el que tuvo cuatro hijos: Fernando , Honorio , Isidoro y Cipriano . Se criaron los García Polo en un ambiente culto y muy apegado a una tradición musical gracias a la cual mantuvieron una estrecha amistad con la familia de los Berzosa , hermanos a quienes el conservatorio de Cáceres debe su nombre actual.

Comenzó la pareja viviendo en la calle Hornos hasta que se trasladaron a la casa familiar situada entre Fuente Nueva y el Camino Llano. Era aquella una casa enorme, con un amplio zaguán a la entrada desde el que se repartían numerosas estancias y un gran patio central.

Era entonces el Camino Llano un hervidero de coches de línea, lugar donde se encontraba una posada a la que acudían los contrabandistas y paso obligado de mujeres que muy de mañana recogían agua con sus cántaros en las fuentes de esta calle ubicada en un barrio donde también vivió don Galo , famoso maestro que implantó el sistema onomatopéyico de aprendizaje de lectura y escritura, don José Díaz , que era maestro de la Escuela Elemental de Trabajo, don Lucas Fernández Bernabé , que era representante de Elgorriaga y Gallina Blanca, los Valiente , que el padre trabajaba en un banco, o el policía Leonardo Prieto .

En el barrio estaban igualmente el corralón de los Floriano, que iba a dar a La Churreta (que era el sitio al que los cacereños acudían a hacer sus necesidades), el herradero de Victoriano Pérez , el quiosco de la señora Amelia , la churrería de Flores Caso y el comercio del señor Vicente .

Pasaba el tiempo y los hijos de los García Polo fueron encaminando sus vidas, que finalmente culminaron en Plasencia, ciudad a la que uno de ellos, Isidoro, fue destinado tras aprobar una oposición del Regimiento Militar de Plasencia. Isidoro siempre había tenido una marcada influencia de su madre, que vivió con el anhelo de ver a su hijo convertido en sacerdote. Un sueño que no vio cumplido porque estando Isidoro dirigiendo los coros extremeños se enamoró perdidamente de una de sus solistas, María Salud , que fue también una modista muy conocida en Plasencia.

Llegó Isidoro a ser director del Real Conservatorio de Música de Madrid, la institución docente más importante del país. Dirigió además la Filarmónica Placentina y junto a su hermano Cipriano, que era militar, casado con Angelita , taquillera del famoso cine Sequeira de Plasencia, fundó la famosa Orquesta Sur, de música ligera, típica en bodas y banquetes. Isidoro llegó igualmente a dirigir la banda del ejército de Las Palmas y fue director invitado de la Orquesta de Radio Televisión Española, además de catedrático de dirección orquestal del Conservatorio de Madrid.

Otro de los hijos de los García Polo fue Honorio, que se casó con Soledad , procedente de Badajoz. El otro fue Fernando, que se casó muy joven. Lo hizo en la iglesia cacereña de San Juan con una chica especialmente guapa, Valentina González Gutiérrez , hermana de Encarna , José , que vivía por Las 300, y Francisco , que se marchó a Cataluña. El padre de Valentina era ferroviario y vivían en una de esas casas que había para los ferroviarios junto a la estación de ferrocarril cuando estaba en Los Fratres, a un paso de la avenida de Portugal que era entonces mucho más que una avenida, era uno de los grandes centros comerciales de la capital, por su cercanía a la estación del ferrocarril.

Estaban en aquella avenida la droguería de Apolinar , cuyo día fuerte de trabajo eran los lunes porque ese día venía el tren de Arroyo y Malpartida. Los viajeros bajaban al andén cargados de botes de Pelargón --la primera leche infantil disponible en España en pleno período de posguerra; fue producida por Nestlé a partir de 1944-- y que utilizaban para meter la pintura con la que luego pintaban los zócalos de sus casas.

En la avenida también estaba la salchichería Martín, que la llevaban Valeriano Martín y su mujer, la señora Lucía , Transportes Correa, que tenían una vaquería, y Almacenes Derice, de materiales de construcción.

En la avenida de Portugal compartían negocio Talleres Díaz, transportes Bono y Comestibles García, con el famoso dependiente Galiche , que tenía una libretina en la que te apuntaba y siempre te fiaba, el bar de Vigara , el ultramarinos de Alfonso Rincón , el almacén de cereales de los Blázquez , y más abajo la taberna de Tejada , a la que acudían los famosos maleteros (cacereños que llevaban carrillos a mano donde cargaban las maletas a los viajeros de la estación), entre ellos Elías o Zacarías .

La relojería

Fernando García Polo era óptico y relojero, un oficio que se fue a aprender a Montánchez. Tras unos años viviendo en la casa de Camino Llano, decidió trasladarse junto a sus hermanos a Plasencia. El matrimonio tuvo cuatro hijos: Cipriano , Cecilia , Inés y Raquel . Era Fernando un tipo alto, elegante en el vestir y amante de cultivar las relaciones sociales. En la calle Patalón de Plasencia abrió la Relojería García Polo, un establecmiento pequeño, con un par de mostradores y atrás un taller para poner los cristales a las gafas y hacer las mediciones y arreglar los relojes.

Pero Fernando y sus hermanos nunca olvidaron Cáceres, su ciudad natal, aquella en la que nació el patriarca, Isidoro Polo, médico y alcalde de Malpartida del que salió toda una saga de músicos, amigos de los Berzosa en aquella ciudad de los contrabandistas de posada del Camino Llano. En aquella ciudad de las casas de los ferroviarios que daban color a una estación de trenes a la que cada lunes llegaban en sinfonía perfecta los viajeros de Arroyo de la Luz ávidos por desembarcar en la entonces para ellos gran ciudad.