La cacereña Tarsila Torres de Castro mandó construir la Casa Grande en 1910. Sus herederos, las familias Gutiérrez y Arias, se repartieron las dos alas del edificio y lo usaron como residencia durante años. En los 80 el edificio se vendió a la Uex, que primero lo utilizó como sede de la Escuela de Informática y luego albergó los servicios administrativos. Desde hacía varios años uno de los biznietos de Tarsila, Domingo Valero, en representación del Grupo Itcarcris SL, negociaba con la universidad para la compra del edificio y convertirlo en el primer hotel de cinco estrellas de la ciudad.

Las intenciones de este grupo empresarial vasco, que ha ejecutado hoteles de esta categoría en otras ciudades, comenzó a perder fuelle con la llegada de Francisco Duque al rectorado extremeño. Ya en el mes de marzo, en declaraciones a este mismo periódico, el rector proponía el inmueble como anexo de la fundación de la galerista alemana.