El presidente Fernández Vara ha hecho hincapié en que el primer paso para tener éxito en las aspiraciones a la capitalidad cultural europea es que los extremeños, y en particular los cacereños, se lo crean. Quizás ha detectado que en estos momentos se lo creen muy pocos. ¿Por qué será? Pues, en primer lugar, porque aún no hemos superado el complejo de inferioridad que durante tanto tiempo nos coarta y nos conduce a considerarnos menos que cualquier otra persona, ciudad o región. Y en segundo lugar, porque los pasos que se han dado han sido muy pocos y han estado muy mal dados.

Dimisiones de asesores de prestigio, nombramientos que no son nombramientos, ceses esperpénticos, palabras sin contenidos, verborrea. Pero hechos, ninguno de relieve. Está muy bien que se visualice el apoyo de todas las instituciones en un acto, pero mucho más entusiasmo habría provocado un acto público, en un lugar abierto, con actuaciones que nunca se hubieran podido presenciar en la ciudad por otro motivo, al que pudiera concurrir y sumarse toda la ciudadanía y que sirviera de pistoletazo de salida para lanzar la carrera al 2016.

Es verdad que de los ciudadanos se debe esperar más, pero no es menos verdad que la clase política no ha hecho nada al respecto por entusiasmarlos hasta ahora.