Tras analizar el espíritu de la ley de Convivencia y Ocio, los objetivos se han cumplido tan sólo a medias. Es cierto que al trasladarse el ´botellón´ de la plaza al ferial se han logrado aumentar el descanso de los vecinos, la higiene y salubridad y evitar el deterioro de la zona monumental.

Los menores continúan bebiendo igual pero se dispersan por el ferial, olivar de los frailes, paseo alto, antiguo matadero y, lo más grave, en los bares. No ha bajado el consumo que empieza a ser un problema para las comunidades por las fiestas.

La aplicación de la ley es positiva, pero siempre teniendo presente que la lucha que plantea va a ser lenta y debe ser constante para evitar que socialmente caiga en el olvido.

*Abogado.