Juan Jiménez es jardinero en el ayuntamiento y por afición se ocupa de la huerta que tiene arrendada su hijo.

Tiene ahora 30 ovejas, algunas gallinas y siembra sobre todo avena y maíz para alimentar al ganado. El día 5 de noviembre del año pasado estaba desde muy temprano en la huerta: "A partir de las seis de la mañana estamos aquí todos los días", comenta. Dice que no vieron pasar a nadie que avisara del desembalse. Y tiene claro cuál fue la causa del problema: "abrieron las seis compuertas de golpe, en lugar de haber vertido poco a poco".

El agua se les llevó 20 ovejas, una mula mecánica y la tierra de la huerta. "Hemos tenido que echar mucha tierra y labrarla y prepararla", dice. No tenían ningún seguro.

Jiménez cree que la solución para evitar problemas como el del año pasado era desviar el curso del río. El afirma que "estaba previsto cuando hacían el pantano, pero finalmente no lo hicieron". Jiménez tampoco es muy optimista sobre el futuro de las huertas. "La ribera está perdida, --dice--. Como nos quiten el agua del Marco, se perdió todo. Quieren regar los jardines con ella porque no es potable".