Piedad lleva a sus hijos a catequesis y la apertura de Mira al Río es para ella una bendición, sobre todo cuando tiene que dejar a alguno de los niños con su suegra, que vive en La Mejostilla. Desde ayer da menos rodeos para llegar a San Francisco. Elías tiene un taller mecánico en el barrio, el de los Hermanos Denche. Opina que la reapertura, aunque sólo sea parcial, es beneficiosa para el sureste de la ciudad porque supone un alivio en el tráfico. También le gusta la glorieta del puente: "La circulación es ahora mucho más fluida", dice.

Antonio Lancha es uno de los más afectados. Ha tenido que abandonar su negocio porque mientras que Mira al Río ha estado en obras "hemos estado ocho meses parados", comenta resignado. A María, sin embargo, le gusta mucho lo que ha hecho el gobierno de Saponi. Vive en Fuente Concejo, pero suele acudir a comprar al Tambo de Hernández Pacheco. "Antes era un peligro ir con el carro de la compra por esta calle, pero ahora estamos encantados con las aceras".

Otros, como Aurora, opinan que las obras se han alargado. "Nos han tenido aislados y tenían que darnos un respiro", sostiene. Paco es pesimista: "Sólo lo abren temporalmente y de un único sentido. Dicen que todo estará listo a principios de año, pero veremos a ver, que los políticos hablan mucho". Para Luis, a bordo de su Peugeot 306: "Esto es increíble. Desde hoy, he dicho adiós a la ronda norte".