Toma 20 pastillas al día y no falta a sus sesiones de rehabilitación que poco a poco le levantan de la silla de ruedas. Teodoro Casado, ocurrente, sagaz, todo corazón, continúa imbatible al desaliento.
--Usted nació cuatro días antes de que estallara la guerra civil...
--Efectivamente, y durante el servicio militar me llevaron a otra guerra, la de Sidi Ifni.
--Pues a mí no me gustan las guerras...
--Ni a mí tampoco.
--Vamos, que no me gustó el sí a la guerra de Aznar...
--Ya le digo que no tenía que haber guerras, que esa palabra debía desaparecer del diccionario.
--¿Usted cantaba el Cara al sol ?
--Como todos los de mi época, y no por eso me da apuros decir que sí.
--Y dígame, ¿cómo era el Cáceres del Cara al sol ?
--No tan grande ni tan bonito como el de ahora, pero se vivía muy tranquilo y con más respeto que ahora.
--Ha sido maestro...
--Durante 40 años. Mi especialidad eran las Matemáticas, las Ciencias y el Deporte.
--Antes las escuelas estaban llenas de crucifijos, ahora en Cáceres los quieren quitar...
--Soy creyente y como tal respeto otras creencias, pero yo no los quitaría, ¿a quién hacen daño?
--Fue concejal en democracia...
--Sí. Durante 20 años.
--Democracia: me gusta esa palabra, aunque tantas veces se pronuncie en vano...
--Por desgracia estamos divididos en nuestros pensamientos. Ojalá supiéramos respetarla.
--Fue concejal mano derecha de José María Saponi...
--Usted lo ha dicho. Nos queríamos y seguimos esa amistad como si fuéramos hermanos.
--¿Cómo vivió entonces la salida de Saponi del gobierno?
--Muy enfadado por la manera que salió. El no perdió las elecciones.
--¿Erró Cáceres con Saponi?
--Cáceres nunca se equivoca. Se equivocaron algunas personas que todos sabemos.
--¿Erró pues Saponi con Vela?
--Quizás sí, pero el pueblo de Cáceres piensa que fue al revés.
--¿Pero no cree que la ciudad necesitaba un cambio y que la alternancia es sana para la salud democrática?
--Claro, pero de otra manera, no porque un concejal quiera quitar al alcalde, y así se hizo.
--Volvamos a su etapa de concejal. Los hosteleros le miraban con recelo, hasta que en menos de un mes dio licencias nuevas a los bares de Cáceres. Ahora el gobierno lleva más de un año tratando de aprobar una ley de ocio que no sale adelante...
--Estuve en permanente contacto con los hosteleros y mi despacho estaba siempre abierto para ellos. Esa ley se puede arreglar en poco tiempo, pero escuchando a todas las partes y dialogando.
--Nunca olvidaré su mítica frase: El de Cáceres es un Carnaval de Miranda ...
--Es más cómodo ver pasar los desfiles y luego criticar. Para criticar hay que participar.
--Usted nació en Navalmoral porque su padre era ferroviario. Así que en eso se parece a Carmen Heras. A los dos les falta ese puntito para ser de Cáceres de toda la vida...
--Siento decirle que se equivoca comparándome con Carmen Heras, ella vino de mayor y yo me he criado en Cáceres. No me pesa haber nacido en Navalmoral, mi familia era de allí.
--Baloncesto, ¿qué le sugiere?
--Lo que más me gusta en la vida. He dado muchas horas por el baloncesto cacereño. Jugador, entrenador, 20 años como presidente de la Federación Cacereña y con el Cáceres CB desde que empezó hasta que terminó.
--Por eso, un tanto antojadizos, hoy estamos aquí charlando en este pabellón...
--Sí. Y ojalá siga viniendo gente y subamos de categoría.
--Un pabellón donde se han vivido momentos gloriosos del baloncesto en esta ciudad...
--Y puedo recordarle que en Cáceres jugó por primera vez Pau Gasol con el Barcelona y le ganamos.
--Aunque éste no es el Cáceres que usted y yo conocimos, aquel que el 10 de mayo de 1992 se subió a la Fuente Luminosa para festejar que Jordi Freixanet nos había puesto en la ACB...
--Es que aquel día fue un acontecimiento glorioso.
--Hábleme de su viaje a Rusia...
--Ese viaje fue anecdótico. Nos registraron tres veces en la aduana y en la última, me vieron un anillo y una cadena en el cuello, y al gritar ¡Oro!, me apuntaron con unas armas y dijimos que era el regalo de boda y no pasó nada. Pero el director de su periódico, entonces Pepe Higuero, lo contó y salió. En los Carnavales, el grupo La Bellota compuso una canción que se llamaba El oro de Teodoro .
--¿Es machista su generación?
--Yo no lo he sido en mi vida.
--A usted le gusta comer...
--Sí, sobre todo las judías con chorizo.
--A mí también me gustan. ¿Le gusta el buen vino?
--El que más me gusta es el pitarra de Perales del Puerto.
--¿Seductor, mujeriego o galante?
--Ponga galante.
--Enamorado de su mujer, ¿cómo se conocieron?
--Sí, muchísimo. Nos conocimos en la calle de Pintores una mañana que ella no tenía clase.
--¿Se echan de menos unos hijos?
--Con los de la escuela y los de la familia he tenido y tengo bastante.
--¿A los 70 aún se regalan besos?
--Sí. Llevamos 48 años casados y cinco de novios. Y pese a que admiro una mujer bonita, no hay mujer que me guste más que la mía.
--¿Cómo se vive con un corazón nuevo?
--Va a hacer nueve años que me trasplantaron el corazón y doy muchas gracias a Dios por el don que me concedió. Son muchas las veces que me acuerdo del donante, que tenía 23 años y yo no conocía, sé que era de Ciudad Real.
--¿Cómo se crece uno ante la adversidad de tomar 10 pastillas al día?
--No son 10, son 20. A todo se acostumbra uno, pero no puedes estar sin tomarlas.
--¿Qué es la capitalidad?
--Me gustaría que nos dieran ese caramelo, así lo chuparíamos todos. Nos lo merecemos.
--¿Me dedica un chiste del pueblo de su mujer?
--Un matrimonio que vivía aquí y le dice la mujer: Pepe, llévame a la feria a montar en la noria gigante. Y le dice el marido: ¡Estás loca!, vamos a casa de tu madre, que nos marea lo mismo y nos sale más barato .