Atrapada en el laberinto y, de momento, sin visos de encontrar la salida. La terraza cubierta del Bar Mi Romano sigue sin poder instalarse. Ayer acudieron hasta el establecimiento que regentan Isabel Mostazo y Jesús Castillo los técnicos de la policía local para tratar de buscar una reubicación después de que el técnico de Parques y Jardines informara de la dificultad que tenía colocarla bajo la pérgola ajardinada de la calle Jerusalén, en Nuevo Cáceres.

Jesús Castillo indicó que los técnicos vieron, en principio, dos alternativas. La primera, a la derecha de la fachada, una opción que presenta inconvenientes pues taparía a dos locales (una panadería y una tienda de ropa) y tendrían que reubicar también la terraza del bar El Golosín. La segunda opción es instalarla a la izquierda, pero hay un par de árboles y una farola. «No hay nada claro», dijo incrédulo Castillo ante la posibilidad de que se encuentre pronto una solución al conflicto.

Desde el ayuntamiento indicaron textualmente a este diario lo siguiente: «hay que esperar a que emitan el preceptivo informe. Y una vez que se emita el informe, entonces se tomará la decisión que se tenga que adoptar. Pero, no habrá una decisión hasta que no se emita el correspondiente informe y se conozca su contenido, claro».

Tal como ha venido publicando este periódico en los últimos cuatro días, los hosteleros solicitaron el permiso municipal para una terraza cubierta y pagaron los recibos. Aunque en principio todo estaba en orden, el último informe puso reparos a la estructura. Los hosteleros ya habían encargado el material de toldos y montaje a la empresa cacereña Aljolus. Han hecho una inversión de 13.550 euros, ahora en peligro.