El 4 de agosto de 1931 llega a Cáceres el arquitecto del Ministerio de Instrucción Pública, Jorge Gallego, que a la postre será el encargado del diseño del nuevo centro que se quiere construir, para conocer los diferentes solares que el Ayuntamiento de Cáceres había ofrecido al Estado para la construcción de una nueva Escuela Normal de Magisterio. En el pleno municipal del día siguiente, 5 de agosto, no solo se aprueba la concesión del solar elegido en la calle nueva que se estaba construyendo (actual Avenida de la Montaña) sino que también se acuerda que tanto Ayuntamiento como Diputación Provincial consignen la cantidad de 100.000 Pts. cada institución para sufragar el 25% de la futura obra. Todo fueron facilidades para intentar resolver el problema de la enseñanza en Cáceres, pues junto a la nueva Escuela Normal se crearían un total de seis grupos escolares de niños y niñas que habrían de contribuir a erradicar uno de los principales problemas sociales del momento, el analfabetismo y la ignorancia.

Como una cosa son las intenciones y otra muy distinta las decisiones, no bastaba que Ayuntamiento y Diputación pusieran todo de su parte, se necesitaba el compromiso del Ministerio de Instrucción Pública para aceptar los terrenos y comenzar la obra. Hasta el 1 de abril de 1932 no se acepta el terreno de propiedad municipal, previo registro ante notario de la posesión del solar y su cesión al Estado. En teoría, ya no quedaba ningún fleco administrativo y la obra podía comenzar.

Las obras de construcción del nuevo edifico de Escuela Normal no se inician hasta finales de 1932 después que el alcalde Antonio Canales exigiera, varias veces y por escrito, el inicio de obra tanto al Ministerio de Instrucción Pública como a la empresa Construcciones Colomina G. Serrano, domiciliada en Madrid y concesionaria para su edificación. Esta empresa justifica la lentitud del inicio de obra por la burocracia del Ministerio. El propio alcalde ya había señalado a las autoridades educativas lo importante que era para la ciudad el inicio de una construcción que debía generar trabajo entre la población obrera que llegado el invierno iniciaban un periodo de carencia de jornales. En el mes de septiembre el propio ministro Fernando de los Ríos envía una comunicación al Ayuntamiento indicando que sin dilación alguna comenzaría las obras. En octubre las obras no habían empezado y el Ayuntamiento sigue solicitando su inicio urgente. Por fin, el 15 de noviembre se informa que van a comenzar las tan deseadas obras para la construcción del la Escuela Normal y para generar trabajo entre los muchos parados que necesitaban de los jornales que su construcción había de crear.

Las obras del nuevo centro educativo finalizan poco antes del inicio de la Guerra Civil y antes de ser inaugurado es dedicado a Hospital Militar durante toda la contienda. Habría que esperar hasta 1946 para poder tomar posesión de un nuevo y prometedor centro educativo, que había surgido a partir de la queja del claustro de profesores de la Escuela Normal que en 1924, por motivos higiénicos y pedagógicos, había solicitado terrenos municipales para la construcción de la nueva escuela que dignificase su profesión. Solo habían pasado 22 años.H