Ayer fue el número número 4, de color marfil y bordado en hilo de seda de colores, el sábado, el número 30, verde, y en los dos primeros días del novenario ha lucido un manto en verde mar donado en 2016 y el más antiguo de la colección, el imponente manto de raso blanco confeccionado con un traje de la reina Isabel II y que la Virgen de la montaña estrenó en el día de su coronación.

En total, la patrona utilizará once mantos durante el novenario; los nueve que viste durante los días que pasa en la ciudad, además del manto que lleva en la bajada, el de tisú de plata fina con bordados en oro que le regaló la ciudad en 1949, y el de la subida, que este año será el de raso azul que le regalaron los hermanos de carga en el 2003. Sobre los dos últimos apenas hay cambios. Nunca luce en la bajada otro que no sea el de la ciudad, aunque el de la subida sí lo suele alternar con el rojo que le regaló la cofradía en 1998. Para los nueve restantes, está el criterio de Pilar Murillo, que desde hace 23 años es la camarera de ornato de la Virgen de la Montaña. «Es una tarea que me da vida», resume. Y que le ocupa todo el año. Durante el novenario acude diariamente a Santa María cuando la concatedral cierra sus puertas para vestir a la patrona con el manto que lucirá al día siguiente y el resto del año sube cada viernes al santuario para cambiarle el traje. También vela por que se conserven en condiciones óptimas para evitar que se deterioren. «Tuvimos que restaurar un manto hace 20 años y costó millón y medio de pesetas», recuerda.

Murillo es quien determina qué elementos de la colección se usarán en el novenario. La decisión suele estar tomada a principios de año, con tiempo suficiente para ver el orden en el que se usarán y las flores que decorarán el trono y el templo. «Antes se usaban casi siempre los mismos mantos en el novenario. Pero yo prefiero ir alternando, que todos los mantos que se pueden usar (aunque algunos, por sus dimensiones, solo son válidos para los desfiles procesionales), y que haya variedad de colores y también, mantos más antiguos y otros más recientes», explica sobre los elementos que tiene en cuenta. De hecho, en la selección de este año está el manto más antiguo de la colección (el de la reina Isabel II) y uno de los tres que le ha confeccionado este año Marisa Antequera Congregado: un manto en mikado verde adornado con aplicaciones de flores recortadas en tul de seda, que será el que se utilice en el besamanto. En total la Virgen tiene 141 mantos, la mayoría regalados.

Las joyas

En función de los mantos así serán las flores y también las joyas. Para este año se ha optado por no sobrecargar a la imagen y solo se han incorporado dos broches a las otras cuatro joyas que luce durante el novenario. Junto a la medalla de la ciudad, la Virgen lleva habitualmente dos medallas regalo de la Guardia Civil (este cuerpo es hermano de honor de la cofradía) y un pectoral de plata que pertenece al obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro. A ellas se han unido un broche con un brillante y otro en forma de media luna rematado por diamantes.