Los acusados de tener en su vehículo un arma de guerra fueron juzgados ayer por la Audiencia Provincial de Cáceres. El arma, un subfusil de la marca 'Walther MPK' del calibre 9 milímetros y con capacidad para 32 cartuchos, fue encontrada por la Guardia Civil en un coche propiedad de una de las acusadas (sobrina del otro imputado) durante los registros realizados en el seno de la operación Camocho, por tráfico de drogas.

Fue hallada en el maletero, en el interior de una funda de un portátil en la que había también una pistola con cargador que figuraba como sustraída en la base de datos de la Guardia Civil, un revólver manipulado y modificado en el cañón y munición. Sin embargo en el momento en que se encontraron no se llevó a cabo un análisis de huellas o de ADN para conocer quién había podido manipular estas armas.

El vehículo donde fueron halladas, un BMW, era propiedad de la acusada, a pesar de no tener carnet de conducir. Sin embargo lo utilizaba con frecuencia el otro acusado, tal y como prueba la Guardia Civil, que le hizo un seguimiento y le pinchó el teléfono durante cuatro meses por una operación contra el tráfico de estupefacientes. Está en la cárcel desde que fue condenado a cinco años y medio de prisión por ser el cabecilla de una clan de la droga. También ha sido condenado anteriormente por tenencia ilícita de armas.

MAS PERSONAS Los dos imputados aseguran que además de éste el vehículo lo utilizaba el hermano de la imputada y la que entonces era su pareja sentimental. La Guardia Civil está convencida de que ella no usaba el coche, ya que este se encontraba en Plasencia (donde vivía el otro acusado) y ella vive en Miajadas. Ambos acusados desconocen cómo llegaron esas armas al maletero del coche. Sus defensas se escudan en que este delito podría imputarse también a todas las otras personas que utilizaban el vehículo y aseguran que no existen pruebas que certifiquen que las armas eran ni de uno ni de otro.

Entretanto ayer declaró en calidad de testigo la persona que en el momento en que se encontraron las armas era la pareja sentimental de la dueña del coche. Aseguró, como ya hizo en fase de instrucción, que las armas se las encontró él en un descampado. Dijo que se encontraba allí con el vehículo en cuestión consumiendo droga y observó a dos individuos que dejaron un maletín. Cuando estos se marcharon bajó del coche, lo cogió y lo metió en el maletero sin abrirlo. Cuando llegó al garaje se dio cuenta de que eran armas e intentó contárselo a una amiga suya Guardia Civil, pero no lo hizo al encontrarse esta de baja. Nadie creyó su versión. De hecho el Ministerio Fiscal no quiso hacerle ninguna pregunta a este testigo. El hombre se encuentra también en la cárcel cumpliendo condena por tráfico de drogas.

La Fiscalía mantiene su acusación de diez años de prisión para cada uno de los imputados y las defensas de éstos piden su absolución.