La policía local dice tener un testigo de que la mujer embarazada, Alicia Pavón, que se ha proclamado conductora del furgón tiroteado el sábado en Aldea Moret no iba ni siquiera en el vehículo cuando ocurrieron los hechos. Según dicho testigo, que ha pedido protección para declarar ante el juez, la mujer bajó de su casa supuestamente con sus hijos cuando la furgoneta estacionó frente al bloque C de la calle Ródano y así encubrir la huida de su pareja, el prófugo J. A. G. M., al que perseguían los agentes al estar reclamado por receptación de objetos robados.

En ese testimonio y en los informes de los policías que participaron en el operativo, se sustenta la defensa pública que hicieron ayer de la actuación policial el concejal de Seguridad Ciudadana, Carlos Jurado, y el superintendente jefe de la policía local, César García.

"ENORME PROFESIONALIDAD" Ambos comparecieron ante los medios de comunicación para ofrecer los detalles de cómo acontecieron los hechos del sábado por la noche, según la versión oficial, y para calificar de "irreprochable" la actuación de los agentes. Según Jurado, demostraron "una enorme profesionalidad".

Los dos responsables del cuerpo municipal de policía incidieron en dos cuestiones: que hubo motivo para abrir fuego ante el peligro que supuso la conducción temeraria de la furgoneta y que los disparos se produjeron en una zona inhabitada --entre la rotonda de Aldea Moret por la carretera de Badajoz y el paso a nivel-- que no puso en riesgo la vida de otros ciudadanos.

"En el lugar y la forma, se cumplió el protocolo de utilización de armas de fuego por la policía", aseguró César García. Sin embargo, la embarazada, que declaró que la acompañaban sus hijos de uno y tres años, ha denunciado a la policía local por los disparos, ya que según su versión se saltó el control porque no tenía carnet de conducir.

LA SUCESION DE HECHOS La visualización e identificación "inequívoca" del fugitivo por un agente municipal en la carretera de Trujillo desencadenó la correlación de hechos posteriores. La policía local intuía que el individuo se dirigía a Aldea Moret, donde vive, así que estableció un control para interceptarle a la entrada de la barriada desde la avenida Juan Pablo II.

Al detectar el control, el prófugo emprendió la huida hacia la rotonda del ferial colándose hacia la carretera de Badajoz y de allí a Aldea Moret. En el trayecto, recibió el alto de otra dotación policial y a punto estuvo de atropellar a uno de los agentes. Parte del recorrido lo cubrió en sentido contrario, lo que obligó a varios coches a echarse a un lado de la calzada poniendo en peligro la vida "de un montón de ciudadanos", siempre según la misma versión que ya adelantó ayer este diario.

Entre la glorieta de la carretera de Badajoz y el paso a nivel, los agentes realizaron cinco disparos intimidatorios a las ruedas. "El vehículo se dirigía hacia una zona poblada y había peligro para los viandantes", justificó García.

UN HOMBRE Y OTRA MUJER La furgoneta paró frente al bloque C. El hombre que la conducía y una mujer que le acompañaba, que no ha podido ser identificada y "cuyas características no coinciden con la embarazada", iniciaron la huida a pie hacia los garajes del bloque y allí se les perdió la pista. Ambos seguían ayer en paradero desconocido, según fuentes policiales.

La persecución y el tiroteo echó a numerosos vecinos a la calle, que increparon a los agentes de la policía local por lo que estos decidieron abandonar la zona. Fue después cuando un grupo de exaltados quemó un contenedor y cortó el paso al autobús urbano en protesta por lo ocurrido. La intervención de la Policía Nacional evitó que los disturbios fueran a más.

El incidente ha provocado un cruce de denuncias entre la embarazada y la policía local. César García señaló ayer que de lo ocurrido pueden deducirse "responsabilidades penales": un delito de intento de homicidio --por el casi atropello al agente-- y conducción temeraria. Los informes del caso que han recabado tanto la Policía Nacional como la local se trasladarán a la Fiscalía.