En la Audiencia Provincial se juzgó ayer uno de los casos más sangrientos de los ocurridos en los últimos años en la ciudad, el crimen de Aldea Moret. Diego V. S., apodado el Goya , de 27 años, era juzgado como presunto autor de los disparos que el 21 de marzo del año pasado causaron la muerte a Juan M. P., de 68 años, e hirieron de gravedad a Diana J. M., de 15 años.
El procesado negó los hechos, asegurando que se encontraba camino de Tomelloso --donde sería detenido-- cuando todo ocurrió, pero todos los testigos le señalaron directamente a él, y con rotundidad, como autor material de los disparos.
Hacia las 10 de la mañana, media hora antes del inicio de la vista, en las puertas del Palacio de Justicia podía apreciarse un amplio despliegue policial, un servicio especial integrado por 12 policías y dispuesto, informó a este diario uno de los agentes, para evitar que al Palacio accedieran los familiares del acusado y sus víctimas. "Hay orden de que sólo entren los testigos, para evitar posibles altercados", señaló.
Custodiado por dos policías, Diego V. S., tras escuchar los delitos que se le imputan, un asesinato consumado, un asesinato intentado y tenencia ilícita de armas, y las penas solicitadas por el fiscal y la acusación, un total de 32 años de prisión, aunque "conforme a lo previsto en el artículo 76 del Código Penal, el máximo de cumplimiento de la condena será en este caso de 25 años", negó ser el autor de los disparos y manifestó que tan sólo respondería a las preguntas de su abogado.
La defensa solicitó la absolución, alegando "claras contradicciones en las declaraciones de las testigos". Y con carácter subsidiario, "ante el hipotético caso de que se dicte una sentencia condenatoria", solicitó se le aplique una eximente incompleta o atenuante analógica, alegando el estado de síndrome de abstinencia.
Para el fiscal no es procedente, "pues los propios médicos forenses han declarado que no se puede acreditar que el acusado sea adicto a las drogas, no se puede determinar su condición de drogodependiente".
