"Este premio nos sirve para continuar en la humilde y entusiasta tarea de educar con niños y adolescentes". Las palabras son de Severiano Sánchez, uno de los monitores de la asociación juvenil Tierra Viva, vinculada a la parroquia Virgen de Guadalupe del barrio de Moctezuma. Tras 20 años de trabajo, la recompensa pública ha llegado. La asociación conservacionista Adenex le otorgó uno de sus premios del 2006 el pasado 14 abril "por su mensaje decidido a favor de los valores universales, los principios éticos y la dignidad de la especie humana a través del respeto a la naturaleza y el cultivo de la convivencia, la paz y la solidaridad".

Con un centenar de niños y jóvenes de entre 10 y 16 años (los más mayores, desde los 14, pertenecen al grupo J), este colectivo cristiano no quiere perderle el paso a los problemas más cercanos. Consumismo, medio ambiente, familia e inmigración están entre algunos de los temas elegidos para sus campañas. "Pretendemos que ellos lleven la iniciativa y sean protagonistas en todas las situaciones, sugerencias, talleres, visitas, acampadas, campamentos...", reza como base uno de sus principios.

Y es que el proyecto formativo de Tierra Viva funciona de dentro hacia fuera. A las reuniones y la preparación de sus campañas se une la necesaria presencia en la calle. La participación en las marchas de la solidaridad, la reforestación del Cerro de los Pinos o campañas contra el fuego son ejemplos de una labor constante en la que también hay obstáculos. "Nuestra principal dificultad es la falta de compromiso por parte de los jóvenes", asegura Severiano, que lleva ligado a Tierra Viva la friolera de 14 años. Forma parte de la docena de educadores que se encargan de educar en valores.

Una vez al trimestre, la asociación saca a la calle su propia publicación, Zapatilla , en la que informa de las actividades. Las más inmediatas están relacionadas con el 25 aniversario de la parroquia. Tierra Viva se encargará de explicar a los jóvenes cómo funciona por dentro y los servicios que ofrece.

El mejor regalo

Pero la mayor satisfacción llega a largo plazo. Poder encontrar a personas que se han formado en este colectivo y que ya no tienen contacto con él es, sin lugar a lugar, el mejor regalo que encuentran sus responsables. "Encuentras a gente que recuerda su paso con cariño. A otros los has visto animar los fuegos de campamento", afirma Sánchez.

En el camino queda el trabajo y el objetivo claro de no impartir doctrina a sus destinatarios. Tierra Viva tiene entre sus mandamientos "no llevar a cabo un aprendizaje doctrinal, ni de saberes, sino de basarse siempre en la experiencia de jóvenes y chavales para impulsarles a tener un compromiso con el medio y la tierra en los que viven".

Entre sus actividades tampoco olvidan a la familia. Charlas formativas para aprender a vivir en casa y respeto a la naturaleza con la organización de excursiones, acampadas, convivencias o campamentos de verano.

En cuanto a la relación con la parroquia, Severiano Sánchez precisa que, gracias a ella, es posible disponer de unos locales donde reunirse. Ya están pensando en organizar una fiesta para celebrar el galardón de Adenex. Tierra Viva no recibe subvención alguna para sus proyectos y todas sus actividades son costeadas con las cuotas que aportan los socios. Es el único apoyo del que pueden presumir. Pero esa falta se cubre con reconocimientos como el que recibieron en Don Benito. Ahora solo queda el futuro para seguir sembrando.