Proa comenzó a funcionar en 1968 como único internado para niños discapacitados de la provincia, gracias a la financiación de Caja Extremadura, propietaria de las 5 hectáreas del recinto, antes habitado por los ingenieros de las minas. Pero el futuro de este centro de educación especial ha sembrado la discordia entre padres, políticos y vecinos de Aldea Moret.

El problema comenzó a gestarse en noviembre del 2005, cuando la asociación de padres (Ampa) pidió un nuevo centro por las deficiencias del actual tras 40 años de trayectoria (instalaciones en mal estado, robos por falta de seguridad...). "Es un colegio tercermundista", afirmaron. Por entonces, el colectivo ya propuso que Caja Extremadura recuperara los terrenos (cedidos a Educación por 30 años) y vendiera una parte para la creación de viviendas, financiando así el nuevo centro en esta u otra parcela.

Tras las quejas reiteradas de la Ampa, que siempre ha pedido que no se politice el problema y se mire por el bien de los niños, la Junta de Extremadura, responsable de la gestión de Proa, desveló en febrero del 2006 que un equipo técnico trabajaba ya en un informe para decidir si remodelaba el centro actual o construía otro. Diversas fuentes apuntaron nuevos emplazamientos: El Cuartillo, Mejostilla o Nuevo Cáceres.

De inmediato, algunos colectivos de Aldea Moret se opusieron al traslado al entender que se privaría al barrio de una de sus señas de identidad, y que se daría un paso atrás en su integración. Anunciaron la creación de una plataforma y el inicio de protestas si se llevaba a cabo. La Ampa respondió que no tenía nada contra Aldea Moret, sino del inmueble, "muy deteriorado", y de la parcela, "muy aislada", sin olvidar las molestias que supondría la obra con los discapacitados en el interior.

Poco después, el 9 de marzo del 2006, el entonces presidente Rodríguez Ibarra lo dejó claro: ya existían negociaciones con Caja Extremadura para construir el nuevo edificio en la misma parcela, buscando alternativas para los niños durante la obra. La reacción vecinal fue positiva y los padres en principio no se opusieron, eso sí, siempre que fuera una reforma íntegra.

El asunto quedó un año latente hasta que el pasado marzo los padres fueron recibidos por Saponi, todavía alcalde. Insistieron en la necesidad del nuevo centro y ya se mostraron abiertamente proclives a una ubicación más integrada en la ciudad --en concreto Nuevo Cáceres--, subrayando los "problemas de accesibilidad y aislamiento" que sufrirían en Aldea Moret, tanto en el recinto actual como en otro solar próximo que se había barajado para el centro. Saponi se comprometió a enviar a la Junta la relación de parcelas libres de uso docente "al objeto de buscar el mejor emplazamiento", dijo.

El temporal arrecia

La polémica resurgió con más fuerza. El Grupo Municipal Socialista criticó el posible traslado por ser "insolidario" con Aldea Moret, el PP respondió que la decisión final no era de su competencia, y los padres insistieron en que el cambio no suponía "un deseo", sino "una obligación". La batalla política indignó a la Ampa, que pidió "comprensión y solidaridad" con los niños. Días más tarde, en un intento de consenso, se celebró una reunión entre padres, trabajadores, alcalde y representantes vecinales del barrio. Todos coincidieron en señalar que la ubicación debía decidirse "primando el interés de los alumnos".

Al día siguiente, la Ampa y la plantilla de Proa se concentraron bajo el lema ´Basta ya a las penurias. Queremos solución ya´ . Una semana después, el concejal de Educación del ayuntamiento informaba de la disponibilidad de siete parcelas para el centro y visitaba la primera con personal de la Junta. El edil declaró que las dos opciones eran comprensibles: dejar el colegio en el mismo recinto, dado que Caja Extremadura podría enajenar una parte para viviendas y financiar así el nuevo centro; o bien edificarlo en un sitio más integrado.

Un día después, padres y trabajadores de Proa se posicionaron abiertamente a favor del traslado a Nuevo Cáceres. Mientras, una plataforma de Aldea Moret, Mejostilla y Nuevo Cáceres mostraba su rechazo y comenzaba a recoger firmas. Pero el 11 de abril, Ibarra y Saponi lanzaron un mensaje coincidente: Proa debería quedarse en Aldea Moret, en la misma parcela u otra anexa, de acuerdo con la decisión adoptada y aceptada un año antes. Aun así, Saponi insistió en que tenía previsto ofrecer a la Junta los espacios disponibles, y dijo entender la voluntad de la Ampa.

El pasado día 9, al no existir más noticias, los padres redactaron un escrito en el que decían sentirse "engañados y manipulados" por los políticos y urgían otro centro. Como aún no hay respuesta, acaban de decidir el inicio de protestas.