Los grupos de la oposición se han opuesto a subvencionar las corridas de toros en la plaza de Cáceres con el argumento de que es una empresa privada y por lo tanto debe atenerse a las reglas del mercado; unas veces se gana y otras se pierde. Pero según los cálculos de la empresa concesionaria las corridas de toros no son negocio en Cáceres sin una subvención dado el elevado coste de los animales y de los toreros a lo que se suma la escasa asistencia de aficionados.

Parece que lo que algunos llaman "fiesta nacional" no es tan nacional. Según otra empresa lo son y está dispuesta a programarlas con figuras y todo. Cosas del capitalismo. Pero la cuestión es otra: ¿ qué requisitos debe reunir un acontecimiento para ser subvencionado? Se escuchan con frecuencia frases lapidarias del tipo "El que quiera toros que se los pague", que bien puede aplicarse a cualquier otro caso: "El que quiera fútbol que se lo pague", "el que quiera WOMAD que se lo pague", "el que quiera procesiones que-" ¡Alto ahí! Por ahí no pasa un catovi hecho y derecho. La realidad, sin embargo, es que hay espectáculos y asociaciones que no pueden sobrevivir sin ayudas públicas y por lo tanto se impone la necesidad de establecer un criterio razonable para concederlas.

La concesión de subvenciones es una decisión política, es decir, que redunde en el beneficio de la polis, de la ciudad. Hay servicios deficitarios que debe prestar el ayuntamiento y que solamente puede ofrecer si los subvenciona de manera que será necesario calcular el retorno que proporcionan a la ciudad. Unas veces en publicidad, otras en afluencia de viajeros, no menos en aumento del acerbo cultural de los ciudadanos, los que fomentan el ocio y los hay también que dinamizan el entramado social.

Está claro que no todas tienen la misma importancia ni repercuten con el mismo beneficio ni hay dinero para todos y por lo tanto ¿ dónde y porqué se pone un listón? Eso es también una decisión política, como la de no poner listón o la de negar subvenciones y por lo tanto susceptible de ser juzgada por los ciudadanos en las urnas.