El 15 de noviembre de 1933 se presenta ante el alcalde, Antonio Canales, el proyecto realizado por el arquitecto municipal Ángel Pérez para la construcción de una torre de reloj en lo mas alto de la ciudad, la conocida Peña Redonda, una zona de pedreras que desde agosto de 1917, año en que son concedidas por sorteo las dos primeras viviendas construidas por la Asociación de Socorros Mutuos, se ha convertido en un populosa barriada de la ciudad que acoge entre sus vecinos a trabajadores de todo tipo, que a través de la asociación tratan de tener acceso a su propia vivienda, son las conocidas Casas Baratas. La torre que se proyecta construir en esta zona para que los vecinos pudiesen escuchar como se marcan las horas, en un tiempo donde no todos tenían reloj y mucho menos despertador que les anunciase la llegada del día, se decide que sea denominada torre del Trabajo, y con ese nombre se presenta el proyecto de construcción, como un homenaje a las gentes que estaban ocupando esa zona de la ciudad. La construcción de la citada torre se realizaría por la comisión contra el paro forzoso, una formula que pretendía aminorar el problema del desempleo en la ciudad a través de diferentes obras de carácter público, en las que pudiesen emplearse los parados de la villa.

Para la construcción de la torre del Trabajo sería necesario derruir la antigua garita de piedra que coronaba la parte más alta de la Peña Redonda, una vieja y secular construcción para que los centinelas pudiesen otear, desde lejos, todo aquello que se aproximaba a la ciudad bajo sospecha de ser un peligro para la población. Otra cuestión previa a su construcción será la prohibición de arrancar piedras de las canteras de Peña Redonda, pues su escasez dificultaría la construcción de la torre, ya que se vaticina que los gastos de construcción habían de ser pocos, puesto que la piedra estaba a pie de obra. Tampoco el ayuntamiento se encontraba para realizar muchos estipendios debido a su situación financiera.

La torre, que debía ser un homenaje a la clase trabajadora local, se encuentra de bruces con una guerra que la acaba convirtiendo en torre de la plaza de Italia, en homenaje a la Italia fascista de Mussolini, que tan cerca estaba del nuevo orden surgido de la Guerra Civil. Sería inaugurada el 28 de mayo de 1939, con bandera italiana y brazo en alto por parte de las autoridades asistentes. Desde entonces esta torre de mampostería, pizarra y cuarcita con ventanas de ladrillo, semicirculares, redondas y verticales, con sus cuatro relojes con campana, preside la parte más alta de Cáceres. Desde hace décadas, saturada de antenas de telefonía que la deslucen e impiden su uso lúdico como observatorio privilegiado, se mantiene erguida como una torre diferente y peculiar que se ha ganado un lugar dentro del patrimonio arquitectónico local.