Cuando una ciudad adquiere cierta extensión territorial y su red viaria ofrece diferentes alternativas para desplazarse en automóvil de un punto a otro, sus habitantes, que se supone que la conocen, es evidente, por más que parezca de Perogrullo, que lo primero que han de plantearse es ¿por dónde voy a ir?, es decir, se ha de realizar una previsión del itinerario y, si es posible, visualizarlo mentalmente tratando de prever las circunstancias en que se puede desarrollar el desplazamiento.

Del mismo modo, es evidente, que una gran mayoría de ciudadanos, firmemente convencidos de que conocemos nuestra ciudad, generalmente no nos paramos a pensar por dónde vamos a ir de un sitio a otro, sino que, mecánicamente, tomamos las mismas calles de siempre cuando el desplazamiento es habitual y, cuando no lo es, arrancamos y después ya vamos viendo por donde ir. Ciertamente, estas formas de actuar generan no pocos problemas; pero nos cuesta modificar nuestros hábitos.

Hace pocas fechas, en nuestra ciudad, ha entrado en servicio un nuevo e importante vial: la ronda norte. Ello ha generado no pocas reconsideraciones de muchos desplazamientos habituales y el planteamiento de muchas preguntas. ¿Me interesa utilizarla? ¿Se tarda más o menos que por dónde antes? ¿Se recorren más kilómetros?. Estas y otras preguntas se están planteando muchos cacereños en este momento, pero sería muy bueno que nos las planteásemos siempre, antes de iniciar un desplazamiento y no ahora porque la ronda norte supone una novedad.

Para que la elección del itinerario sea la más racional, se deben analizar varios factores y conjugarlos: en primer lugar el factor distancia, obviamente entre dos o más itinerarios alternativos optaríamos por el más corto, siempre que este factor fuera el único a considerar.

Pero también es necesario tener en cuenta el factor tiempo; no sólo para considerar en qué recorrido se invierte menos tiempo (que, al conjugarlo con el factor distancia, no ha de ser necesariamente el más corto), sino que será preciso valorar la certeza en el tiempo que se vaya a emplear, es decir, que es posible que un itinerario ofrezca un tiempo de recorrido superior a otro, pero si ese tiempo siempre es el mismo, quizás sea más recomendable utilizar este itinerario, ya que no genera incertidumbre, puesto que el alternativo de menor tiempo, puede en alguna ocasión llegar a ser superior y, desde luego, no será siempre el mismo.

Sin dejar al análisis del factor tiempo, también podemos considerar la valoración subjetiva del que se emplea. Cuando es nuevo para nosotros el camino por el que se transita tenemos la sensación de que se tarda más en recorrerlo que cuando el itinerario es conocido, sencillamente porque cuando es nuevo se piensa en él, mientras que cuando el terreno es conocido no reparamos en el lugar por donde circulamos. Por ello es posible que quienes ahora utilicen la ronda, experimenten esta equívoca sensación respecto del tiempo invertido.

Otro aspecto a considerar será el factor sosiego y comodidad en la conducción, en función de las características de las vías. Generalmente vías amplias, de dos carriles por sentido de circulación, con los cruces y accesos debidamente regulados ofrecerán más tranquilidad en la conducción que las calles estrechas, angostas con aparcamientos a ambos lados, afluencia de peatones a los que ceder el paso, etcétera. Circunstancias que generan inquietud en la conducción y pueden ser causa de incidentes.

Finalmente, no hay que olvidar otra cuestión importante cual es el precio del desplazamiento, cuyos términos nos definirán el factor consumo, tanto de combustible, como de desgaste del vehículo. Es cierto que no se produce el mismo consumo en un desplazamiento a una velocidad media constante y en una marcha media o larga que en otro desplazamiento en que sean frecuentes las paradas, aceleraciones, cambios de marcha, frenazos y otras incidencias que pueden darse en la conducción urbana.

Posiblemente pueda considerarse algún otro factor, pero si los comentados se tienen en cuenta a la hora de elegir un itinerario, sin duda se llevará a cabo una elección racional y, afortunadamente, nuestra ciudad va teniendo vías con unas características de diseño y trazado que van ofreciendo alternativas a desplazamientos que han venido siendo habituales durante años, por lo que no es mal momento para replantearnos nuestros hábitos de conducción.