A la capital cacereña le quedan 3 kilómetros para cerrar su circunvalación, de modo que un conductor pueda dar la vuelta a toda la ciudad por rondas exteriores sin tener que entrar en el centro urbano. Una vez que finalice el primer tramo de la Ronda Sureste, concretamente el Este (ronda Norte-Charca Musia), previsto para este mes de marzo, solo quedará el segundo tramo de dicha variante, el Sur, entre las carreteras de Miajadas y Badajoz, para cerrar el anillo en torno a la capital cacereña. Esta última obra conectará en su tramo medio con la glorieta del Ferial, y entonces ya será posible circunvalar Cáceres. El proyecto se encuentra en licitación y han trascendido algunas características técnicas, pero aún no pueden darse fechas concretas.

La primera variante: N-630

Vayamos por partes. Cáceres comenzó a crear sus rondas exteriores en la década de los 90. La primera fue la variante de la Nacional 630, que se trazó entre la estación de tren y el club de tenis Cabezarrubia para aliviar el tráfico por el céntrico eje Avenida de Alemania-Gil Cordero-Ruta de la Plata, muy condensado. En aquellos tiempos, la Cruz de los Caídos era paso obligado de cuantos coches, camiones y autobuses cruzaban el país de norte a sur por la N-630, que además soportaba los semáforos de Cáceres uno tras otro, a la par que los residentes de estas calles vivían literalmente al borde de una nacional muy transitada.

Variante de la N-630 / SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Dicha circunvalación se proyectó por el oeste cacereño y requirió una inversión en torno a los mil millones de pesetas, hoy 6 millones de euros. La construyó el Ministerio de Fomento y supuso un auténtico aire de modernidad para Cáceres: cuatro carriles (dos por sentido) y amplias glorietas de tres carriles para unir la nueva vía con la prolongación de Virgen de Guadalupe, con el cruce de la N-521 y con el trazado originario de la N-630 (final de la avenida Ruta de la Plata), donde además se ejecutó una especie de pequeño scalextric. Los pasos elevados de peatones, sobre todo el de la rotonda Donantes de Sangre, con un curioso diseño, contribuyeron a cambiar la imagen de la ciudad a lo largo del trazado.

Y llegó la ronda Norte

En los siguientes años se llevó a cabo la mayor infraestructura viaria creada hasta ese momento en Cáceres: la ronda Norte. Se construyó para dar continuidad a la variante de la N-630, enlazando con ella a la altura del club de tenis, y seguir con un recorrido de 6,3 kilómetros hasta entroncar con la N-521 a la altura de la Universidad Laboral, ya en el campus. Atraviesa todo el norte de Cáceres con glorietas en las intersecciones con la Ex-390 (Cáceres-Torrejón el Rubio) y CC-38 (Cáceres-Casar de Cáceres), además de rotondas de acceso a Mejostilla y R-66.

Ronda Norte a su paso por Mejostilla

Se inauguró el 6 de octubre de 2004 tras una inversión de 21 millones de euros aportada por la Junta de Extremadura. Intervinieron varias constructoras: Cyopsa, Burcio, Núñez, Probisa y Aglosán. Supuso una auténtica innovación para la ciudad. Aquello sí era un avance: modernos puentes peatonales a la altura del V_Centenario y Mejostilla, y un gran corredor verde de 12 kilómetros por el que los peatones y ciclistas podían circular desde ese día en paralelo, lo que la convertía en una vía de diseño único en Extremadura.

Se incorporaba además un circuito deportivo para favorecer la salud cardiovascular a lo largo de ambos sentidos, con más de 10 kilómetros entre las rotondas del R-66 y de Mejostilla-Pinilla (cruce con avenida Héroes de Baler), dividido en tres recorridos con numerosos ejercicios adaptados a la capacidad de cada usuario. Por cierto que este circuito ya tiene los carteles tan deteriorados que resulta imposible su práctica.

El conductor de autobuses Antonio Gutiérrez fue el primero en estrenar la ronda Norte, al frente de un autobús que llevaba políticos y prensa. La inauguración se convirtió en un gran acto social con 250 invitados en una gran haima blanca instalada en la Universidad Laboral, para festejar la mayor infraestructura cacereña en décadas.

Quince años para la Este

La ciudad tuvo que esperar otros quince años para ver el inicio de la tercera gran circunvalación, la ronda Este, cuyas obras comenzaron en abril de 2019 para enlazar el final de la Ronda Norte (muere en la confluencia con la N-521, junto a la Laboral) con la EX-206 (carretera de Miajadas, en la zona de Charca Musia). Las obras tienen previsto finalizar este mes de marzo, es decir, en las próximas semanas. Sin duda, otro proyecto mayúsculo con menos longitud que la ronda Norte (en este caso 3,8 kilómetros) pero con la complejidad de tener que salvar la orografía de la Montaña y el Marco. Incluye siete estructuras (dos viaductos de 296 y 90 metros de longitud, cuatro pasos inferiores para canalizar los viejos caminos, y una pasarela peatonal), y cuatro intersecciones tipo glorieta, más el enlace con la rotonda de la Laboral.

Ronda Este / SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

Dotada con 22 millones de euros financiados por la Junta de Extremadura, la ronda Este también incluirá nuevos carriles bici y recorridos peatonales a ambos lados, así como un mirador en el Amparo. Dejará casi cerrado el anillo de Cáceres y permitirá aliviar la fuerte saturación circulatoria del eje Vadillo-Fuente Rocha-Miralrío, con más de 18.000 vehículos diarios por un solo carril por sentido.

Así será el trazado Sur

En realidad, la ronda Este es el primer tramo de la ronda Sureste, a la que solo le quedará el segundo tramo, el Sur, para lograr por fin una circunvalación completa en torno a la ciudad. Aunque los trámites de este último proyecto han comenzado, tardará unos años en abrirse al tráfico, no menos de cuatro. El pasado 20 de octubre, la Consejería de Movilidad, Transporte y Vivienda sacó a licitación el contrato de servicios de asistencia técnica para la redacción del proyecto de la ronda Sur, que discurrirá entre la EX-206 o carretera de Miajadas (justo donde concluye la ronda Este) y la N-523 o carretera Cáceres-Badajoz (antigua Ex-100), con la que entroncará en la glorieta de la urbanización Río Tinto.

La ronda Sur ha salido a licitación por 288.649 euros. Un total de diecinueve empresas han optado a redactar el proyecto (tendrán un plazo de nueve meses), y el concurso aún no se ha resuelto. Esta obra abarcará 3 kilómetros con una orografía mucho más sencilla que las rondas Norte y Este, por eso su coste se calcula prácticamente en la mitad: 11,7 millones. Sin embargo, en la resolución de la consejería se destaca la «elevada cantidad de servicios afectados de las distintas administraciones, compañías y particulares, debido a la proximidad al entramado urbano de Cáceres». Se construirá en un solo lote «con el fin de unificar criterios», subraya el documento.

La consejería también destaca la necesidad de propiciar una circulación más fluida y segura mediante esta infraestructura, «importante, necesitada y demandada», para «redefinir la movilidad, aliviar el tráfico y cambiar la forma de desplazarse en Cáceres». En definitiva, «para poder acceder a partes de la ciudad actualmente congestionadas» y obtener además una mejora ambiental de ciertas zonas, «al disminuir el tráfico y por lo tanto la contaminación, el ruido, los gases, etc...».

En cuanto a los criterios básicos del trazado, la consejería contempla establecer una velocidad de 60 km/h. Tendrá dos carriles por sentido (cuatro en total) de 3,5 metros de ancho, arcén exterior de 2,5 metros, arcén interior de 1 metro y mediana de 4 metros.

La ronda Sur partirá del enlace con la ronda Este en la EX-206 (zona Charca Musia) y discurrirá hasta la actual rotonda del Ferial, donde ya se completará la circunvalación a Cáceres, puesto que allí empalmará con el acceso de la N-630 que conduce a la ciudad, de cuatro carriles. Pero la ronda Sur seguirá hasta entroncar con la carretera de Badajoz. Tendrá una glorieta que regulará la entrada a La Cañada y además se habilitará un viaducto sobre el ferrocarril mediante un tablero de vigas de unos 50 metros de longitud, constituido por tres vanos.

Esta nueva infraestructura cuenta con Declaración de Impacto Ambiental por lo que debe incluir una serie de actuaciones específicas en materia de integración ambiental: plantaciones, estudios especiales de ruido (para colocar pantallas acústicas) y de visibilidad (para el diseño y ubicación de barreras arbóreas en zonas especiales).

Pasarán por tanto unos treinta años desde que se hiciera la primera variante de la N-630 hasta la finalización de la ronda Sur. A Cáceres le costará tres décadas cerrar su anillo. Sus ventajas serán muchas, aunque para entonces algunas rondas ya estarán tan metidas en la trama urbana que comenzarían a ser recomendables rondas más externas. Pero esa ya será otra historia, otro presupuesto... y otra ciudad.