El estudio también deduce que existen tres variables que, unidas, pueden predecir el consumo de alcohol en los adolescentes: cuanto más edad tengan (16-18 años), menos información sobre las consecuencias y una actitud más positiva hacia esta sustancia, es más probable que un joven acabe bebiendo. "Se hace necesaria por tanto una información continuada de los efectos negativos", explican los profesores. Además, el informe revela que los chicos con menores habilidades sociales (los que se dejan presionar por el grupo o son menos críticos), tampoco toman más drogas, sino al contrario. "Queda claro que los adolescentes no necesitan que les presionen sus amigos, simplemente toman o dejan las sustancias según opinen", subraya el equipo docente.