«Está el tiempo raro, más raro que yo», sentencia Manolo. El barman se desliza con parsimonia y cierra la puerta para evitar que entre la lluvia en el escalón de la entrada. Esta es posiblemente la última tormenta que vive dentro del local porque tras un anuncio que ha dilatado semanas -y meses-, hoy definitivamente baja la persiana.

El mítico Amador de la calle de los bares echa el cierre tras más de 50 años desafiando a la prisa. Y para decir adiós, los parroquianos rinden esta noche un improvisado homenaje y recordarán anécdotas sobre el local. En la mayoría estará presente Manolo, que lleva tras la barra más años de los que puede recordar. «Muchos», anota. Prácticamente toda su vida -y la de su hermano Félix- transcurrió en el local de General Ezponda, pero a sus 65, pide un descanso. Su padre, Amador Pérez, y su madre, Priscila, abrieron el local en 1965, y décadas más tarde, en la época dorada de la plaza, tomó el relevo negocio familiar. Desde entonces ha conservado la apariencia del local y su mayor singularidad, la sinfonola, una ‘joya’ que compró su padre en 1969 y que le convirtió en un espacio icónico. Tanto fue así que los cacereños celebraron el 50 aniversario del local con una fiesta que promocionaron hasta por Facebook con la página Amador por siempre.

Manolo no pide protagonismo, pero también reclama su hueco. «Todo el mundo habla de mi padre, nadie de mí», lamenta. Está claro que el camarero, tan inalterable como su local, forma parte de la seña de identidad del bar.

Es sereno, impasible. Con el mismo gesto sostiene que ha «emparedado» en los muros a los morosos como que echará de menos a la clientela fiel. Reconoce que en estos años ha acumulado «buenos» y «malos» momentos, pero siempre «prefiere quedarse con los buenos». De hecho, no parece consternado con la despedida. No sabe si hoy habrá lágrimas y añade que también habrá «risas».

Opina de lo que sea, de Cataluña si hace falta. ¿Cuál fue la mejor época?. «Las chicas de la Uni», asegura. «Los ochenta», le replican. En comparación a aquella época, la calle vive horas bajas. Aún así, el Amador ha resistido hasta ahora con un público leal que apurará hoy para elegir el hilo musical hasta que suene la última canción. Manolo siempre elige alguna. ¿Cuál es? «La 0511». ¿Es Joy división? «No». ¿Es Bowie? «No, es algo así soul con funk». «Esa es, esa es la que he puesto yo», señala mientras suena una de Archie Bell.