El matrimonio hallado muerto en Montesol hizo su última comida en el mesón La Tarama, en la calle Pedro Romero de Mendoza, el pasado martes. La pareja frecuentaba esta zona de bares y tiendas de La Mejostilla 4, situada a solo tres minutos en coche de su domicilio. Los hosteleros consultados ayer por este diario aseguran que les vieron por última vez ese día por la mañana y a mediodía. Ella tomó un sándwich mixto y él varias consumiciones. "Se sentaron en la terraza. Me preguntaron qué se podía comer. Era temprano, sobre las 13.30", recuerda la cocinera del establecimiento. Estuvieron allí hasta las 14.45, añade. Desde entonces, a Juan Antonio Torrecilla y Mercedes García de las Heras no se les volvió a ver en ningún bar de esa calle hasta que al día siguiente sus cadáveres fueron hallados en el interior del adosado.

A la pareja le encantaba comer cazón. "Dos raciones a mediodía y por la noche", recuerda Víctor, camarero del Mesón de Diego, también en Pedro Romero de Mendoza, que solía conversar a diario con el fallecido: "Era culto, buena gente. Decía que había vivido en Francia y Alemania y que tenía negocios", sin desvelarle de qué tipo. Siempre le dejaba 3 euros de propina.

Con Sabina

Cuentan los camareros del Diego, uno de los cuatro bares que hay en la calle, que Juan Antonio Torrecilla solía repetir que tenía la idea de irse a Brasil "para montar un negocio". También les decía que se había venido a vivir a Cáceres "porque era una ciudad muy tranquilita" y aseguraba que conocía a Joaquín Sabina "con el que había tomado copas en Madrid". Corpulento, con barba blanca y un bastón, afirmaba que había regentado un mesón en la plaza Mayor de Madrid y un bar en Salamanca y que se había trasladado a la ciudad desde Plasencia. En todos los bares de La Mejostilla donde le conocían siempre pedía "un segoviano" --whisky DYC-- a diferentes horas del día desde por la mañana. A su mujer la recuerdan como una persona "callada y educada" que solía acompañar a su marido y que consumía descafeinados y bebidas sin alcohol.

En Villar del Pedroso, en la comarca cacereña de la Jara, también conocían a Juan Antonio Torrecilla. Nació en esta localidad, donde sigue viviendo su padre, a la que solía acudir en Carnavales, explica el alcalde, Eduardo Villaverde. "Siempre ha sido un hombre pintoresco por su aspecto, con barba y un bastón", destaca, remarcando que "su comportamiento fue siempre ejemplar, como el de cualquier vecino". Villaverde afirma que el hombre no solía acudir con su esposa al pueblo, donde tampoco, añade, "hemos sabido nunca a qué se dedicaba. Sí sabíamos que estaba cobrando una pensión", afirma el alcalde, que recuerda que Margarita Torrecilla, la hermana de Juan Antonio que reside en Madrid, reforma una casa en el pueblo.

De su paso por Plasencia, Ana, del bar Isis, afirma que a la asistenta que tenían en Cáceres "la conoció en el bar un día en que llegó llorando" porque tenía problemas con su novio y que "él la contrató y se la llevó a Cáceres". María Blanco, del pub Litros de Amor, en la calle Patalón, apunta que la pareja "se adoraba".